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9 de junio de 2025 a las 11:15

CNTE: El Regreso

La retirada de la CNTE del Zócalo capitalino tras 23 días de plantón no representa una victoria definitiva para el gobierno, sino un respiro efímero ante la tormenta que se avecina. La promesa de retorno, lanzada con la vehemencia característica de este grupo, no debe tomarse a la ligera. No se trata de una simple bravuconada, sino de una declaración de intenciones que revela la profunda insatisfacción que aún hierve en las entrañas del magisterio disidente. "Volveremos y seremos millones", advirtió su líder, Pedro Hernández, una frase que resuena como un eco amenazante en los oídos de la ciudadanía. Este no es el fin, sino el preludio de una nueva ofensiva, una reorganización estratégica que busca redoblar la presión sobre las autoridades.

La CNTE ha demostrado, una vez más, que su prioridad no reside en la educación de las futuras generaciones, sino en la defensa a ultranza de sus propios intereses. El chantaje y la extorsión se han convertido en sus armas predilectas, herramientas que utilizan con maestría para doblegar la voluntad del gobierno. Su permanencia en las calles, prolongada y desafiante, contrasta con su ausencia en las aulas, donde su deber como educadores debería ser su principal cometido. Pareciera que la lucha por mejores condiciones laborales, legítima en su esencia, ha mutado en una obsesión insaciable, un apetito voraz que ninguna concesión logra aplacar.

Ni la suspensión de la reforma al ISSSTE, ni el aumento salarial anunciado por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, han sido suficientes para contener la furia de la Coordinadora. El 100%, una cifra que raya en lo irracional, se ha convertido en su nuevo estandarte, una demanda desproporcionada que evidencia su afán de confrontación. Ante la negativa del gobierno a ceder ante sus exigencias, la CNTE descarga su ira contra la ciudadanía, convirtiendo a la población en rehén de sus ambiciones desmedidas. La impunidad con la que operan, la falta de consecuencias ante sus actos vandálicos, alimenta su arrogancia y les permite actuar al margen de la ley.

El intento de irrumpir en la Secretaría de Gobernación, el incendio de un edificio del SNTE, las agresiones a periodistas, son solo algunos ejemplos de la violencia que siembra la Coordinadora a su paso. La pasividad del gobierno, escudada en un discurso de "no provocación", solo ha servido para envalentonar a este grupo radical. La ausencia de una respuesta contundente, la falta de un límite claro a sus acciones, ha creado un vacío de autoridad que la CNTE aprovecha para imponer su ley. No se trata de reprimir, sino de aplicar la ley, de garantizar el orden y la seguridad de la ciudadanía, derechos que han sido vulnerados sistemáticamente por la Coordinadora.

La amenaza de un regreso multitudinario, pronunciada con la convicción de quien conoce su poder, planea como una sombra ominosa sobre la capital. La CNTE, experta en el arte de la extorsión, sabe cómo presionar al gobierno, cómo exprimir al máximo las circunstancias para obtener beneficios. El río revuelto, el caos y la incertidumbre, son su hábitat natural, el terreno fértil donde sus estrategias de presión florecen con mayor vigor. ¿Habrá aprendido el gobierno de Claudia Sheinbaum la lección? ¿Estará preparada para enfrentar la nueva embestida de la Coordinadora? El tiempo, juez implacable, nos dará la respuesta.

Fuente: El Heraldo de México