Las intensas lluvias que azotaron la Ciudad de México el pasado 2 de junio dejaron una huella imborrable en la memoria de cientos de familias iztapalapenses. El agua, implacable, se coló en sus hogares, dañando sus pertenencias y trastocando sus vidas. Ante esta situación, el Gobierno de la Ciudad, liderado por la Jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, no ha escatimado esfuerzos para brindar apoyo y solidaridad a los damnificados.

Más allá de las cifras, que hablan de 736 familias beneficiadas con apoyos económicos que superan los 11 millones 630 mil pesos, se encuentra el rostro humano de la tragedia. Imaginemos por un momento la angustia de esas familias al ver cómo el agua subía inexorablemente, llevándose consigo los frutos de su trabajo, los recuerdos familiares, la tranquilidad de su hogar. Desde la Unidad Habitacional Ejército de Oriente hasta la colonia San Lorenzo Xicoténcatl, pasando por La Colmena, Ermita Zaragoza, Juan Escutia y Vicente Guerrero, la historia se repite: muebles inservibles, ropa empapada, la incertidumbre del futuro.

Pero en medio de la adversidad, surge la esperanza. La mano solidaria del gobierno capitalino se extiende a través de apoyos económicos diferenciados, que van desde los 5 mil hasta los 25 mil pesos, dependiendo del nivel de afectación. Un respiro, sin duda, para quienes lo han perdido todo o casi todo. Un recurso que les permitirá comenzar a reconstruir sus vidas, a recuperar la normalidad perdida.

Es importante destacar que este apoyo es independiente del seguro de emergencias contratado por el Gobierno de la Ciudad, lo que demuestra el compromiso de las autoridades con la población afectada. Además del apoyo económico, se han entregado miles de raciones de comida, kits de limpieza, colchones, colchonetas y garrafones de agua. Se han realizado labores de sanitización y fumigación en las viviendas afectadas, y se ha brindado atención médica y vacunas a quienes lo necesitan. Un despliegue logístico impresionante que busca atender las necesidades más apremiantes de la población.

Pero la respuesta del gobierno va más allá de la atención inmediata. Se están realizando estudios para la construcción de un nuevo colector en Ejército de Oriente y se implementarán proyectos de infiltración de agua de lluvia, con el objetivo de prevenir futuras inundaciones. Se trata de una visión a largo plazo, que busca no solo mitigar los efectos de las lluvias, sino también atacar las causas de fondo del problema.

La Jefa de Gobierno, Clara Brugada, ha sido enfática: "Aquí tienen un gobierno que les responde, que está con ustedes cuando más lo necesitan". Y no son palabras vacías. La presencia de los titulares de diversas secretarías en la entrega de apoyos, desde Administración y Finanzas hasta Vivienda, pasando por Salud y Obras y Servicios, demuestra la coordinación y el compromiso de todo el gabinete con la población afectada.

La reconstrucción apenas comienza. El camino por delante es largo y arduo. Pero la solidaridad, la organización y la determinación de las autoridades y de la propia comunidad iztapalapense son la mejor garantía de que, juntos, podrán superar esta difícil prueba. La lluvia, que trajo consigo destrucción y dolor, también ha puesto de manifiesto la capacidad de resiliencia y la fuerza de la solidaridad. Y en ese espíritu de unidad, Iztapalapa se levanta, una vez más.