La escena, grabada en un autobús de Zacatecoluca, El Salvador, se ha vuelto viral, generando un torbellino de comentarios y reacciones encontradas. Un predicador, armado con su fe y un altavoz portátil, recorría el pasillo del vehículo compartiendo su mensaje religioso. “En el nombre de Jesucristo”, resonaba su voz, inundando el espacio confinado del transporte público. Pero su fervor no fue bien recibido por todos. Una mujer de la tercera edad, visiblemente molesta por la prédica, irrumpió la tranquilidad con un grito: "¡Cállate!". Lo que siguió fue una escalada de tensión que nadie a bordo esperaba.

La mujer, lejos de quedarse en la queja verbal, extrajo un cuchillo de entre sus pertenencias, blandiéndolo con una furia que contrastaba con la serenidad del predicador. Las imágenes, captadas por un teléfono móvil, muestran la frialdad del predicador ante la amenaza inminente. “No le tengo miedo, aleluya”, pronunciaba mientras esquivaba los intentos de agresión, aferrándose a su altavoz como si fuera un escudo. "Hay poder en la sangre de Cristo", repetía con convicción, mientras la mujer, cada vez más fuera de sí, lanzaba nuevos ataques al grito de “¡Cállate, hijo de puta!”.

La pasividad de los demás pasajeros, testigos mudos del altercado, ha generado una ola de críticas en las redes sociales. Muchos se preguntan por qué nadie intervino para detener a la agresora o para calmar la situación. ¿Acaso el miedo los paralizó? ¿O la indiferencia se apoderó del ambiente? El debate está abierto y las opiniones divididas.

El predicador, a pesar de la violencia del ataque, salió ileso, atribuyendo su protección a la intervención divina. "Yo sé, Jesús, que tú vas a hacer algo en esta mujer", oraba mientras esquivaba el filo del cuchillo. Esta frase, cargada de fe y resignación, ha resonado con fuerza entre los creyentes, mientras que otros la interpretan como una muestra de ingenuidad frente al peligro.

Más allá del incidente en sí, el video ha destapado una problemática social más profunda: la intolerancia. ¿Dónde están los límites de la libertad de expresión religiosa? ¿Cómo reaccionar ante aquello que nos incomoda o que no compartimos? El incidente del autobús en Zacatecoluca se convierte en un espejo que refleja la polarización de nuestra sociedad, donde el respeto y la empatía parecen haber perdido su asiento. "Amaos los unos a los otros", el precepto bíblico citado en el evangelio de San Juan, parece una utopía en este escenario de confrontación.

Las autoridades, hasta el momento, no se han pronunciado al respecto. Se desconoce si la agresora fue detenida o si se tomarán medidas para prevenir situaciones similares en el futuro. Lo que sí es cierto es que este incidente ha dejado una huella profunda en la comunidad, abriendo un debate necesario sobre la convivencia, la tolerancia y el respeto a las creencias, o la falta de ellas, en el espacio público. ¿Se aprenderá algo de esta experiencia? El tiempo lo dirá.