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9 de junio de 2025 a las 18:15
Adiós a estas rutas de microbús en CDMX
La Ciudad de México, un monstruo de concreto y asfalto en constante movimiento, late al ritmo de millones de pasos y motores. Entre el caos ordenado del Metro y la serpiente naranja del Metrobús, una presencia fantasmal persiste: el microbús. Un vehículo que, como un recuerdo incómodo, se niega a desaparecer del todo. Para muchos, su presencia genera una mezcla de nostalgia, frustración y hasta cierto cariño irónico. ¿Cómo es posible que, en una urbe que aspira a la modernidad, sigan circulando estas reliquias rodantes?
La respuesta, como casi todo en la capital, es compleja. Mientras los planes de modernización del transporte público avanzan a paso lento pero seguro, los microbuses llenan un vacío, una necesidad inmediata en zonas donde la red de transporte formal aún no llega con la suficiente capilaridad. Son la solución rápida, aunque no siempre la más eficiente o segura, para miles de capitalinos que necesitan moverse día a día.
La promesa de su desaparición no es nueva. Desde hace años, las autoridades han anunciado programas de sustitución, de chatarrización, de renovación. La jefa de Gobierno, Clara Brugada, ha reiterado la necesidad de un transporte público digno, eficiente y seguro, un sistema que esté a la altura de las demandas de una ciudad tan vibrante y compleja como la nuestra. Y en ese futuro prometido, el microbús no tiene cabida.
Pero la realidad, terca y persistente, se impone. La chatarrización avanza, sí, pero a un ritmo que no siempre satisface las expectativas. Mientras tanto, los microbuses siguen zigzagueando entre el tráfico, desafiando las leyes de la física y a veces, también, las del sentido común. Son un reflejo de la desigualdad, de la necesidad, de la improvisación que caracteriza a esta ciudad.
Recordemos que la transformación no se da de la noche a la mañana. La modernización del transporte público es un proceso complejo que implica no solo la sustitución de unidades, sino también la reestructuración de rutas, la capacitación de operadores y la creación de una cultura de movilidad más eficiente y sostenible.
La desaparición de los microbuses no es solo una cuestión de estética urbana, sino de seguridad, de eficiencia y de justicia social. Se trata de garantizar un transporte digno para todos los ciudadanos, sin importar su origen o destino. Y mientras ese futuro se materializa, la pregunta sigue flotando en el aire: ¿cuándo dejarán de ser los microbuses un elemento más del paisaje urbano de la Ciudad de México? La respuesta, como la ciudad misma, sigue en constante evolución. Solo el tiempo, y la voluntad política, lo dirán.
Fuente: El Heraldo de México