La emblemática figura del Ángel de la Independencia de Tepic, símbolo de la ciudad, se encuentra en un impasse. Las esperadas obras de restauración, que prometían devolverle su esplendor y revitalizar la zona peatonal circundante, han sido pospuestas indefinidamente. La causa de esta demora no es un problema burocrático ni una falta de recursos, sino la presencia de unos pequeños pero importantes habitantes: las abejas.

Cinco colmenas, con una población estimada entre 300,000 y 400,000 abejas, han encontrado refugio en el interior del monumento. Su descubrimiento ha paralizado los trabajos, ya que removerlas sin la debida precaución representaría un riesgo tanto para los trabajadores como para las propias abejas. Norberto Mondragón, director de Protección Civil de Tepic, confirmó la situación, destacando la importancia de la reubicación de estas colonias para preservar su importante labor polinizadora.

"No podemos darles otro trato que no sea la reubicación", declaró Mondragón, haciendo hincapié en el papel crucial que juegan estos insectos en el ecosistema. Se descarta cualquier tipo de exterminio, priorizando la preservación de estas incansables trabajadoras. El proceso de reubicación, sin embargo, no es tarea fácil. Requiere de una meticulosa labor para identificar y capturar a las abejas reinas de cada colmena. Una vez capturadas, se las trasladará a cajas apicultoras, donde el resto de las abejas, guiadas por el instinto, seguirán a su reina. Este proceso, según Mondragón, puede extenderse desde unas horas hasta un día completo, dependiendo del número de reinas y la complejidad de las colmenas.

Afortunadamente, Tepic cuenta con un santuario de abejas en la colonia Cuauhtémoc, establecido hace cuatro años por el gobierno municipal. Este lugar se ha convertido en el hogar de varias colonias reubicadas, permitiéndoles continuar su ciclo de vida de manera natural. Las abejas del Ángel de la Independencia se unirán pronto a esta comunidad, garantizando su supervivencia y su invaluable contribución al medio ambiente.

La noticia ha generado diversas reacciones entre la ciudadanía. Mientras algunos aplauden la decisión de priorizar el bienestar de las abejas, otros expresan su preocupación por el retraso en las obras de restauración, un proyecto que contempla una inversión cercana a los cinco millones de pesos y que promete revitalizar una importante zona de la ciudad. La incertidumbre se cierne sobre la fecha en que se retomarán los trabajos, dejando en suspenso el futuro del Ángel de la Independencia y la transformación del espacio peatonal que lo rodea. Sin embargo, la inesperada presencia de las abejas ha abierto un espacio para la reflexión sobre la importancia de la convivencia entre el desarrollo urbano y la preservación del medio ambiente, recordándonos que incluso las criaturas más pequeñas pueden tener un gran impacto en nuestros planes. La historia del Ángel y sus inesperados guardianes se convierte así en un símbolo de la necesaria armonía entre la ciudad y la naturaleza.

¿Será este un retraso que valga la pena? El tiempo lo dirá. Mientras tanto, las abejas del Ángel de la Independencia continúan con su laboriosa vida, ajenas a la controversia que han generado y recordándonos la importancia de respetar y proteger a todos los seres vivos que comparten nuestro planeta.