
8 de junio de 2025 a las 15:15
Tragedia Rayada: Futbolista Fallece en Incendio
La tragedia del '45, una cicatriz imborrable en el corazón de Rayados. Un recordatorio sombrío de cómo la alegría del deporte puede tornarse en luto en un instante. Imaginen la escena: un Monterrey lleno de ilusiones, con el fuego sagrado del fútbol recién encendido en su alma profesional, rumbo a Guadalajara, a un nuevo desafío contra el Oro. El autobús, transportando sueños y ambiciones, hace una parada rutinaria en San Juan de los Lagos para repostar. Un descuido, una colilla de cigarro lanzada con indiferencia, y el combustible se convierte en una trampa mortal. Las llamas engullen el vehículo, convirtiendo la esperanza en desesperación. El nombre de Enrique Lizano, el defensor costarricense que custodiaba la zaga rayada con garra y talento, queda grabado a fuego en la memoria del club. Su vida, truncada en ese fatídico accidente, se convierte en un símbolo de la fragilidad de la existencia.
Más allá de las estadísticas, de los goles y las victorias, la historia de Lizano nos habla del ser humano detrás del futbolista. Un hombre que dejó atrás a su esposa, una costurera luchando por sacar adelante a seis pequeños, seis vidas marcadas por la ausencia de un padre. Niños que apenas guardan recuerdos de su progenitor, obligados a reconstruir su figura a través de relatos ajenos, de las crónicas deportivas que inmortalizaron su breve pero intensa trayectoria en el fútbol mexicano.
El eco de esta tragedia resuena con fuerza en cada aniversario, un recordatorio constante del precio que a veces se paga por la pasión. Y ahora, a las puertas de un nuevo reto, a punto de brillar en el escenario mundialista, la memoria de Enrique Lizano se aviva. Su nombre, susurrado con respeto y admiración, se convierte en un impulso, una motivación extra para los Rayados que saltarán al campo. Llevarán consigo el peso de la historia, la responsabilidad de honrar a aquellos que allanaron el camino, a los que vistieron la camiseta con orgullo y entrega, incluso hasta el último aliento. La participación de Monterrey en el Mundial de Clubes adquiere así una dimensión simbólica, una oportunidad para rendir tributo a Lizano y a todos los que forjaron la leyenda rayada, una leyenda escrita con sudor, con lágrimas, y también con sangre.
El enfrentamiento contra el Inter de Milán no será solo un partido de fútbol, será un acto de remembranza, una afirmación de la identidad rayada, forjada en la adversidad, en la superación y en el recuerdo de quienes, como Enrique Lizano, entregaron su vida al deporte. Un homenaje silencioso, pero poderoso, a un héroe olvidado que vive en el corazón de la afición. Un recordatorio de que la historia de un club se construye no solo con victorias, sino también con las tragedias que marcan su camino.
Fuente: El Heraldo de México