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9 de junio de 2025 a las 02:10

Ríos de Oaxaca: ¿Un nuevo futuro?

La creciente preocupación en el Istmo de Tehuantepec se palpa en el aire, tan densa como la humedad que precede a la tormenta. Las lluvias torrenciales de las últimas horas han despertado la furia de ríos y arroyos, elevando su caudal a niveles alarmantes y poniendo en jaque la tranquilidad de las comunidades. El rumor del agua, habitualmente sinónimo de vida y fertilidad, se ha transformado en un presagio de incertidumbre, un recordatorio de la fuerza implacable de la naturaleza.

En Juchitán, la vigilancia es constante. José Ríos, coordinador municipal de Protección Civil, con la voz marcada por la seriedad de la situación, informa sobre el acordonamiento de los pasos del río Las Nutrias. La imagen de las cintas amarillas ondeando al viento, impidiendo el paso de vehículos, se ha convertido en un símbolo de la precaución, una barrera contra la imprudencia frente al peligro inminente. "No podemos bajar la guardia", advierte Ríos, "los escurrimientos provenientes de la zona Mixe-Zapoteca son intensos y el río continúa creciendo". El monitoreo es incesante, una carrera contra el tiempo para anticiparse a cualquier eventualidad y proteger a la población. Cada medición del nivel del agua es un suspiro contenido, una esperanza de que la furia de la naturaleza se aplaque.

Mientras tanto, en La Pesquería Puerto Paloma, perteneciente a San Pedro Tapanatepec, la realidad golpea con crudeza. Las inundaciones, consecuencia directa de las precipitaciones, han dejado a su paso un panorama desolador. Familias enteras han visto cómo el agua se adueñaba de sus hogares, anegando sus pertenencias y dejándolas a la intemperie. La solidaridad, sin embargo, no se ha hecho esperar. Siguiendo las instrucciones de la presidenta municipal, Lupita Vásquez, elementos de Seguridad Pública Municipal se han desplegado en la zona afectada, brindando apoyo y auxilio a los damnificados. La escena es conmovedora: manos que se tienden, esfuerzos conjuntos para rescatar colchones empapados, ropa mojada y objetos de valor, testigos mudos de vidas interrumpidas. Cada gesto, cada palabra de aliento, es un bálsamo en medio de la adversidad.

La alerta se extiende también a Ciudad Ixtepec, donde el arroyo Nisa Luba ha incrementado su caudal de forma preocupante. Las miradas se dirigen hacia las zonas bajas de la población, donde la vulnerabilidad es mayor. La preocupación se mezcla con la determinación de estar preparados. La experiencia enseña que la prevención es la mejor arma contra los embates de la naturaleza. Se revisan los protocolos, se afinan los planes de contingencia, se refuerzan las comunicaciones. La comunidad se une, consciente de que la solidaridad y la preparación son las claves para enfrentar la inclemencia del tiempo y salvaguardar lo más preciado: la vida y el bienestar de todos.

Fuente: El Heraldo de México