
8 de junio de 2025 a las 16:35
Imágenes reveladoras del caso María Fernanda Benítez
La tranquilidad que emanaba María Fernanda en esos videos, ajena al horror que le esperaba, contrasta brutalmente con la atrocidad del crimen que le arrebató la vida. Verla caminar con su sudadera verde, el pants del colegio y sus zapatillas blancas, con la mochila colgada al hombro, como cualquier otra adolescente, nos golpea en el pecho con la crudeza de la realidad. Es una imagen que se nos queda grabada, un recordatorio doloroso de la vulnerabilidad y la fragilidad de la vida. Cada paso que daba, captado por la fría lente de la cámara de seguridad, nos acerca más al abismo de la tragedia. Un minuto después, la vemos subir a la motocicleta con Bernardo, su novio, el principal sospechoso de este acto de barbarie. ¿Qué pasaba por su mente en ese instante? ¿Confiaba ciegamente en él? ¿Presentía el peligro que la acechaba? Preguntas que, lamentablemente, quedarán sin respuesta.
La frialdad con la que se planeó y ejecutó este feminicidio nos hiela la sangre. Los investigadores reconstruyen minuciosamente los hechos: Bernardo sale de su casa, la busca, la lleva a su domicilio… y allí, en ese lugar que debería haber sido un refugio, se desata el horror. La intoxicación por monóxido de carbono, los golpes en la cabeza y los brazos, la evidencia del fuego… cada detalle que emerge de la investigación nos dibuja un escenario de violencia extrema, difícil de comprender, imposible de aceptar.
El hallazgo del celular de María Fernanda, con el chip intacto, abre una nueva ventana a la investigación. ¿Qué secretos guardará ese pequeño dispositivo? ¿Qué conversaciones, qué mensajes, qué pistas podrán extraer los peritos para esclarecer este macabro rompecabezas? Junto al celular, la sábana, las prendas de vestir y las tabletas de medicamentos, entre ellas un fármaco para inducir el sueño, encontrados en un terreno contiguo, conforman un conjunto de pruebas que apuntan directamente a la premeditación y la alevosía.
La joven vida de María Fernanda, truncada a los 17 años, junto con la de su bebé de apenas cuatro meses de gestación, clama justicia. La indignación que recorre al país entero es un grito unánime que exige el castigo ejemplar para los responsables de este atroz crimen. La imagen de María Fernanda, con su sudadera verde, caminando desprevenida hacia su destino fatal, se convierte en un símbolo, en un estandarte de la lucha contra la violencia de género, una lucha que debemos librar todos, unidos, para que ninguna otra joven tenga que sufrir un destino similar. El caso de María Fernanda no puede quedar impune. Es una deuda que tenemos con ella, con su bebé nonato y con todas las mujeres que viven bajo la sombra del miedo.
La pericia del médico forense Pablo Lemir es crucial en este caso. Su detallada descripción de las lesiones de María Fernanda, la confirmación de la intoxicación por monóxido de carbono y el descarte del uso de gasolina como acelerante, aportan datos clave para la reconstrucción de los hechos y la determinación de las responsabilidades. La precisión de su trabajo es fundamental para que la justicia pueda actuar con todo el peso de la ley. La sociedad paraguaya espera que este crimen no quede impune y que se haga justicia por María Fernanda y su bebé. Es imperativo que las autoridades actúen con celeridad y transparencia para que los responsables de este acto de barbarie reciban el castigo que merecen.
Fuente: El Heraldo de México