La brutalidad contra los animales, una lacra que lamentablemente sigue presente en nuestra sociedad, ha vuelto a sacudirnos con el caso de “Coqueto”, un perro indefenso cuya vida fue arrebatada en un acto de violencia inexplicable. El pasado 8 de abril, en la tranquila Colonia Juan de la Barrera de San Pedro Tlaquepaque, la serenidad se quebró con la llegada de un individuo en motocicleta. Lo que parecía una escena cotidiana se tornó en tragedia cuando, sin mediar provocación, este sujeto, identificado como José Antonio “N”, descendió del vehículo y, armado con una tabla, propinó un golpe mortal a “Coqueto”, quien se encontraba en la calle sin representar amenaza alguna. La imagen, capturada en video, es un testimonio desgarrador de la crueldad de la que son capaces algunos seres humanos.

El acto cobarde no quedó impune. Gracias a la diligente labor de la Vicefiscalía en Investigación Especializada en Concertación Social y la Agencia 5 de Crueldad Animal, se logró la identificación y posterior detención del agresor. Tras una intensa investigación que permitió recabar las pruebas necesarias, José Antonio “N” fue capturado el 6 de junio en la Colonia López Cotilla, en un operativo ejecutado por la Dirección de Órdenes de Aprehensión. Ahora, este individuo deberá enfrentar la justicia y responder por el delito de crueldad contra los animales.

Este caso nos obliga a reflexionar sobre la importancia de fortalecer la protección de los animales. En Jalisco, las reformas aprobadas en 2019 al Código Penal establecen penas de seis meses a tres años de prisión por causar la muerte de un animal. Si el acto involucra un sufrimiento prolongado o agonía, la pena puede incrementarse hasta cuatro años y medio. Además, se contemplan multas, trabajo comunitario e incluso la inhabilitación para tener animales bajo su cuidado. Sin embargo, ¿son estas medidas suficientes? ¿Cómo podemos como sociedad prevenir este tipo de actos?

La respuesta no es sencilla y requiere un enfoque multidimensional. Es fundamental fomentar la educación en valores desde la infancia, inculcando el respeto hacia todas las formas de vida. También es crucial fortalecer las instituciones encargadas de proteger a los animales, dotándolas de los recursos necesarios para realizar su labor de manera efectiva. Además, es necesario promover la denuncia ciudadana y crear conciencia sobre la importancia de no ser indiferentes ante el maltrato animal.

El caso de “Coqueto” no puede quedar simplemente como una noticia más. Debe ser un llamado a la acción para construir una sociedad más justa y compasiva, donde la vida de todos los seres vivos sea valorada y protegida. No podemos permitir que la crueldad se normalice. Debemos alzar la voz y exigir justicia para “Coqueto” y para todos los animales que sufren en silencio. La indiferencia es cómplice de la barbarie. Es momento de actuar. Es momento de cambiar.

La Fiscalía de Jalisco ha actuado con celeridad en este caso, lo cual es un signo alentador. Esperamos que la justicia se aplique con todo el rigor de la ley y que este caso sirva como precedente para disuadir a otros de cometer actos similares. La vida de “Coqueto” no puede ser devuelta, pero su memoria puede impulsar un cambio real en nuestra sociedad. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos exigir que se haga justicia y que se tomen medidas para prevenir que estas tragedias se repitan. El futuro de nuestros animales depende de ello.