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8 de junio de 2025 a las 03:10

Dominik Traiciona a Octagón Jr.

El rugido de la multitud era ensordecedor. Una mezcla de vítores y abucheos que rebotaba contra las paredes del estadio, creando una atmósfera eléctrica. El aire se cargaba de tensión, palpable, mientras Octagón Jr., el orgullo de la lucha libre mexicana, se enfrentaba al astuto y controvertido Dominik Mysterio. Desde el primer instante, la lucha prometía ser un choque de titanes, un ballet de fuerza, agilidad y estrategia.

El combate inició con una explosión de energía. Octagón Jr., con la velocidad de un rayo, ejecutó un salto de tornillo que impactó de lleno contra Dominik, enviándolo a tambalearse. La adrenalina corría por las venas de ambos luchadores y del público, que se deleitaba con cada movimiento. Un mortal hacia atrás, ejecutado con la precisión de un relojero, llevó a Mysterio hasta la lona, provocando una erupción de aplausos por parte de los aficionados mexicanos.

Sin embargo, la lucha pronto se tornó turbia. Mysterio, recurriendo a tácticas deshonrosas, amarró la máscara de Octagón Jr. a las cuerdas del ring, aprovechando la situación para propinarle una serie de patadas en la cabeza. La indignación se apoderó del público, que abucheaba con furia la cobardía del joven Mysterio. El acto no solo era una falta de respeto hacia Octagón Jr., sino también hacia la tradición y el honor de la lucha libre mexicana.

Dominik, en un acto de provocación aún mayor, se encaró con la afición mexicana. Con una sonrisa arrogante, lanzó su playera a Psycho Clown, Dr. Wagner Jr. y al mismísimo Hijo del Vikingo, quien horas antes había derrotado a Chad Gable, conquistando el campeonato de la Triple AAA en el evento Worlds Collide. La tensión se cortaba con un cuchillo. El estadio se convertía en un hervidero de emociones encontradas.

A pesar de las adversidades, Octagón Jr. no se daba por vencido. Demostrando una resiliencia admirable, el enmascarado mexicano se reponía de los golpes y contraatacaba con una serie de movimientos acrobáticos que dejaban al público boquiabierto. Volando por los aires como un águila, esquivó un 619 y conectó varios tornillos a su oponente, manteniendo viva la esperanza de la victoria.

Liv Morgan, la pareja de Mysterio, no se quedaba de brazos cruzados. Distrayendo al réferi y a Octagón Jr., creó la oportunidad perfecta para que Dominik conectara una devastadora plancha. El impacto resonó por todo el estadio, silenciando a la multitud. Octagón Jr. yacía inmóvil sobre la lona, el dolor evidente en su rostro.

Con un nudo en la garganta, los aficionados mexicanos presenciaron la derrota de su héroe. Dominik Mysterio se alzaba con el campeonato Intercontinental de la WWE, mientras que Octagón Jr., víctima de una táctica desleal, se quedaba con el sabor amargo de la derrota. A pesar del resultado, Octagón Jr. había dado una cátedra de lucha libre mexicana, demostrando su valentía, habilidad y amor por el deporte. Su entrega y pasión resonaron en el corazón de cada aficionado, dejando una huella imborrable en la historia de la lucha libre. La leyenda de Octagón Jr., lejos de apagarse, se fortalecía con cada batalla, preparándose para un futuro regreso triunfal.

Fuente: El Heraldo de México