La actividad ciclónica en el Pacífico está que arde. Tres zonas de baja presión mantienen en vilo al Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y a la población costera, ante la posibilidad latente de que evolucionen a ciclones tropicales. Imaginen la fuerza de la naturaleza concentrándose, el océano respirando profundo antes de desatar su furia. Esta situación, como una olla a presión, tiene a todos expectantes, preguntándonos cuál de estas zonas será la primera en dar el salto y convertirse en la próxima tormenta tropical o, incluso, huracán.

El puerto de Acapulco, icónico por su belleza y dinamismo, ha sentido el primer coletazo de esta amenaza. Desde el viernes 6 de junio, la navegación permanece cerrada debido al intenso oleaje que alcanza hasta los 3 metros de altura. Una imagen impactante: las olas embravecidas golpeando con fuerza contra la costa, recordándonos el poderío inmenso del océano. Además, la posibilidad de formación de trombas marinas se suma a la lista de preocupaciones, añadiendo un toque aún más dramático al panorama. Estos torbellinos de agua y aire, aunque efímeros, representan un peligro real para la navegación y las zonas costeras.

Pero la inquietud no se limita al Pacífico. El pronóstico de lluvias intensas, fuertes y abundantes se extiende a lo largo y ancho del territorio nacional, como una manta húmeda que cubre el país. Si bien varias regiones deben estar alerta, algunos estados en particular se encuentran en la mira de estas precipitaciones, lo que exige una atención redoblada y medidas preventivas para evitar desastres. Es fundamental estar informados y seguir las indicaciones de las autoridades.

En medio de esta tensión, el nombre "Dalila" resuena con fuerza. Un nombre que evoca historias pasadas, como la del huracán de 1989 que rozó Hawái sin causar víctimas mortales. Un nombre que se ha utilizado siete veces para bautizar a estos gigantes meteorológicos, y que ahora, en 2025, podría volver a escribir su historia en el libro de la temporada de ciclones tropicales. ¿Será Dalila la primera en emerger de estas zonas de baja presión? ¿O será otro nombre el que se grabe en nuestra memoria este año?

La incertidumbre es palpable. Sin embargo, la vigilancia constante del SMN, la preparación de las autoridades y la responsabilidad individual son las mejores herramientas para afrontar esta temporada de huracanes. Mantenerse informado a través de fuentes oficiales, tener un plan de emergencia familiar y seguir las recomendaciones de protección civil son pasos cruciales para proteger nuestra vida y la de nuestros seres queridos. La naturaleza es impredecible, pero la prevención es nuestro mejor escudo. No bajemos la guardia, la temporada apenas comienza.