La noche del 6 de junio quedará grabada en la memoria de los clientes de Sam's Club La Noria en Puebla. Lo que parecía una tarde de compras normal se transformó en una escena de terror cuando, aproximadamente a las 20:00 horas, un grupo de al menos seis individuos irrumpió violentamente en la tienda. Las imágenes captadas por los teléfonos celulares de algunos presentes, que rápidamente circularon en redes sociales como Facebook y X (antes Twitter), muestran el pánico desatado entre los clientes y empleados. Personas buscando refugio entre los pasillos, otras arrojándose al suelo para esquivar cualquier amenaza, la angustia palpable en cada rostro.

Los testimonios coinciden en describir a los asaltantes como un grupo coordinado, vestidos con ropa casual: pantalones de mezclilla, sudaderas de diversos colores, algunos con capuchas, otros con gorras. Cuatro de ellos vestían prendas oscuras y tenis blancos, uno portaba una chamarra roja y el último una sudadera gris. Esta descripción, aportada por testigos a medios locales, busca ayudar en la identificación y captura de los responsables.

Su objetivo: la sección de telefonía celular. Con una violencia que impactó a los presentes, rompieron las vitrinas y se apoderaron de aproximadamente 90 dispositivos electrónicos, los cuales guardaron rápidamente en mochilas que llevaban consigo. La huida fue tan veloz como el asalto mismo, a bordo de una camioneta negra que se perdió rápidamente con rumbo desconocido.

Tras la conmoción inicial, los clientes dieron aviso a las autoridades. La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) confirmó el incidente y desplegó un operativo inmediato en la zona, con la participación coordinada de los tres niveles de gobierno. La Policía Municipal, por su parte, boletinó la camioneta utilizada en la fuga e inició el rastreo de su recorrido a través del sistema de cámaras de seguridad de la ciudad. A pesar de estos esfuerzos, hasta el momento no se han reportado detenciones.

La SSC emitió un comunicado a través de sus redes sociales, informando sobre el despliegue territorial en las inmediaciones de La Noria y la atención al reporte en la zona. Sin embargo, la incertidumbre y el temor persisten entre quienes presenciaron el asalto. Más allá de las pérdidas materiales, queda la huella del miedo y la vulnerabilidad experimentada en un espacio que se supone debería ser seguro. Este incidente pone en relieve la necesidad de reforzar la seguridad en los establecimientos comerciales y brindar mayor tranquilidad a los ciudadanos. Las investigaciones continúan y la ciudadanía espera respuestas y, sobre todo, justicia. Mientras tanto, el video del asalto sigue circulando en redes sociales, como un crudo recordatorio de la inseguridad que se vive día a día.