
7 de junio de 2025 a las 18:45
Tragedia: Thiago, 7 años, víctima de bala perdida
La conmoción y la tristeza se apoderan de Argentina. Thiago, un niño de tan solo 7 años, ha perdido la batalla por su vida tras varios días de agonía en el Hospital de Niños de San Justo. Una bala perdida, producto de un enfrentamiento entre un policía y delincuentes, truncó sus sueños y ha dejado un vacío irreparable en su familia y en la sociedad. El miércoles pasado, mientras esperaba el autobús junto a su padre, la vida de Thiago dio un giro trágico. La escena, que debería haber sido un momento cotidiano de regreso a casa, se convirtió en una pesadilla. La bala impactó en la cabeza del pequeño, desencadenando una lucha desesperada por sobrevivir. A pesar de los esfuerzos médicos, la vida de Thiago se apagó anoche, dejando un manto de dolor y preguntas sin respuesta.
El incidente, ocurrido en La Matanza, ha quedado grabado en las memorias como un símbolo de la violencia que azota al país. Las imágenes del intento de robo al policía, quien se encontraba con su madre, y la posterior balacera, han recorrido las redes sociales, generando un debate acalorado sobre la legítima defensa y la inseguridad. Once disparos, uno de los cuales viajó dos cuadras para alcanzar a Thiago, han puesto en el ojo del huracán al joven agente de 21 años, identificado como Fajardo. Recién graduado de la academia, Fajardo ya tenía una orden de aprehensión por la muerte de uno de los delincuentes, Brandon Antelo, de 18 años, también bajo la figura de "exceso de legítima defensa". Ahora, con el fallecimiento de Thiago, el peso de la justicia se cierne sobre él.
La tragedia ha dividido a la opinión pública. Mientras algunos defienden la actuación del policía, argumentando que se encontraba en una situación de peligro inminente y que solo se defendió, otros lo acusan de imprudencia y de un uso excesivo de la fuerza. La pregunta que resuena es: ¿hasta dónde llega el derecho a la legítima defensa? ¿Pudo haberse evitado esta tragedia? El debate se extiende más allá del caso particular, tocando las fibras sensibles de una sociedad cansada de la violencia y la inseguridad. ¿Son las fuerzas del orden las únicas responsables? ¿Qué papel juega la falta de oportunidades y la desigualdad social en el aumento de la delincuencia?
La muerte de Thiago no es un caso aislado. Es un reflejo de una problemática compleja que requiere soluciones integrales. Más allá de la discusión sobre la actuación del policía, es necesario abordar las raíces de la violencia y la inseguridad. Invertir en educación, generar oportunidades de empleo y fortalecer el tejido social son pasos fundamentales para construir una sociedad más justa y segura, donde la vida de un niño de 7 años no se vea truncada por una bala perdida. La memoria de Thiago debe servir como un llamado a la reflexión y a la acción. No podemos permitir que la violencia se convierta en la norma. Es hora de unirnos como sociedad y exigir un cambio real.
Fuente: El Heraldo de México