
7 de junio de 2025 a las 00:50
Unión Hidalgo: ¿Compensación justa por el CIIT?
La modernización de la Línea K del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, una obra de infraestructura crucial para el desarrollo económico del sur de México, ha dejado al descubierto una preocupante realidad: la falta de previsión en la gestión del agua pluvial. En Unión Hidalgo, Oaxaca, la alegría del progreso se ha visto empañada por las inundaciones que azotaron el Barrio Pescador tras las intensas lluvias del jueves. Los vecinos, con la angustia reflejada en sus rostros, señalan a la elevación de las vías del ferrocarril como la causa principal de este desastre. Las obras, si bien necesarias para el avance de la región, parecen haber obstruido los desagües naturales, convirtiendo las calles en ríos improvisados y las casas en islas de desesperación.
Este no es un caso aislado. A lo largo de la ruta de la Línea K, diversos municipios han reportado problemas similares. La promesa de un futuro próspero contrasta con la amarga realidad de un presente inundado. La temporada de lluvias, antes un símbolo de fertilidad y vida, se ha convertido en sinónimo de incertidumbre y temor. Las familias, con el agua hasta los tobillos, se preguntan si el precio del progreso es la pérdida de su tranquilidad.
La indignación de los habitantes de Unión Hidalgo es palpable. El presidente municipal, José Carlos López, consciente de la gravedad de la situación, no dudó en encabezar una protesta junto a los afectados. La imagen del alcalde y los vecinos bloqueando las vías del ferrocarril, con un vehículo de la empresa constructora como testigo mudo de su reclamo, es un poderoso testimonio de la desesperación que se vive en la comunidad. Exigen soluciones inmediatas, no promesas vacías. Exigen que se asuman responsabilidades y se reparen los daños causados por una obra que, si bien promete beneficios a largo plazo, ha generado un grave perjuicio en el presente.
La respuesta de la empresa, aunque tardía, ofrece un rayo de esperanza. Tras el diálogo con el presidente municipal, se han dado instrucciones para iniciar trabajos que permitan aliviar la situación. Sin embargo, la comunidad permanece alerta. La confianza se ha erosionado y solo el cumplimiento efectivo de los compromisos podrá restaurarla. El alcalde López, consciente de esta delicada situación, ha asegurado que estará vigilante para garantizar que las obras se realicen con la celeridad y la eficacia que la situación demanda. El futuro del Barrio Pescador, y de otros municipios afectados a lo largo de la Línea K, depende de ello.
La historia de Unión Hidalgo nos recuerda la importancia de una planificación integral en los proyectos de infraestructura. El desarrollo económico no puede construirse sobre las bases del sufrimiento de las comunidades. Es necesario integrar la voz de los afectados, considerar las particularidades del entorno y garantizar que el progreso beneficie a todos, no solo a unos pocos. La modernización de la Línea K es una oportunidad para aprender de los errores y construir un futuro más justo y sostenible para todos los habitantes del Istmo de Tehuantepec. La pregunta que queda en el aire es si las autoridades y las empresas involucradas estarán a la altura del desafío. El tiempo, y las próximas lluvias, lo dirán.
Fuente: El Heraldo de México