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6 de junio de 2025 a las 05:50

Tromba en Edomex y CDMX: ¿Qué es y cómo protegerse?

La Ciudad de México, aún con el recuerdo fresco del 2 de junio, se enfrenta a una nueva realidad: la amenaza latente de lluvias torrenciales y trombas terrestres cada vez más intensas. Aquel día, lo que parecía una lluvia ordinaria se transformó en un diluvio bíblico, un recordatorio brutal de la fuerza de la naturaleza y la vulnerabilidad de nuestra infraestructura. Millones de metros cúbicos de agua, suficientes para llenar la presa Madín, cayeron sobre la ciudad en cuestión de horas, superando la capacidad de respuesta de los equipos de emergencia y dejando a su paso un panorama desolador de calles inundadas, casas destruidas y transporte público paralizado.

Lejos de ser un evento aislado, la UNAM advierte que este tipo de fenómenos meteorológicos son una señal premonitoria de lo que nos espera en el futuro. El cambio climático, con su impacto en la temporada de huracanes, las ondas de calor y otros eventos extremos, está alterando los patrones climáticos de maneras impredecibles y, a menudo, devastadoras. La intensidad de la lluvia del 2 de junio, catalogada como una tromba terrestre, no tiene precedentes en la historia reciente de la capital. Pero, ¿qué es exactamente una tromba terrestre y por qué es tan peligrosa?

A diferencia de las trombas marinas, que se forman sobre el agua como imponentes columnas de agua en espiral, las trombas terrestres concentran la precipitación en un área específica, descargando cantidades masivas de agua en un corto período de tiempo. Este fenómeno, conocido como lluvia torrencial o chaparrón, puede provocar inundaciones repentinas y violentas, arrastrando consigo todo lo que encuentra a su paso. En el caso del 2 de junio, la tromba terrestre persistió durante más de tres horas, dejando un rastro de destrucción y caos en toda la ciudad.

La UNAM, consciente de la gravedad de la situación, no se limita a observar y analizar. A través de su Observatorio Hidrológico del Instituto de Ingeniería, la universidad se une a los esfuerzos de la Ciudad de México para desarrollar un sistema de alerta temprana que permita predecir y mitigar los efectos de futuras catástrofes. Este sistema, que medirá la lluvia en tiempo real en diferentes puntos del Valle de México, proporcionará información crucial para la toma de decisiones y la coordinación de los equipos de emergencia.

Más allá de la respuesta inmediata, la UNAM también hace un llamado a la reflexión sobre la necesidad de implementar estrategias de resiliencia a largo plazo. No basta con reparar los daños después de la tormenta; es fundamental fortalecer la infraestructura, mejorar los sistemas de drenaje y concientizar a la población sobre la importancia de la prevención. El cambio climático es una realidad ineludible, y la adaptación es la clave para garantizar la seguridad y el bienestar de las futuras generaciones.

La lluvia del 2 de junio no fue solo una tromba; fue una llamada de atención. Un recordatorio de que la naturaleza, en su inmensa poder, puede desatar su furia en cualquier momento. La pregunta no es si volverá a ocurrir, sino cuándo. Y la respuesta, en gran medida, depende de nuestra capacidad para prepararnos y adaptarnos a los desafíos que nos presenta el cambio climático. La UNAM, con su compromiso con la investigación y la innovación, se posiciona como un aliado clave en esta lucha por un futuro más seguro y resiliente.

Fuente: El Heraldo de México