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6 de junio de 2025 a las 22:35
Tragedia Aérea: Solidaridad con Familias de SENASICA
El cielo chiapaneco se tiñó de luto. La mañana del despegue prometía ser una más en la incansable lucha contra el gusano barrenador del ganado, una batalla silenciosa pero vital para la salud de la ganadería nacional. A las 8:15, la avioneta L-410 UVP-E se elevó desde el aeropuerto de Tapachula, llevando consigo la esperanza de un futuro libre de esta plaga, pero también, sin saberlo, el destino trágico de sus tres tripulantes.
El zumbido del motor, habitual melodía para quienes dedican su vida a esta labor, se convirtió en un silencio ensordecedor al conocerse la noticia del accidente en la frontera entre México y Guatemala. La aeronave, perteneciente a la compañía guatemalteca Inversiones 777 S.A., se precipitó a tierra, dejando tras de sí una estela de dolor e incredulidad.
Carlos Eduardo Monroy Pinto y Byron Eduardo Moran de Paz, pilotos guatemaltecos, perdieron la vida en el cumplimiento de su deber. Hombres del aire, acostumbrados a surcar los cielos con la precisión y pericia que demanda su profesión, vieron truncado su vuelo en un instante fatídico. Junto a ellos, compartiendo el mismo destino, se encontraba el ingeniero agrónomo mexicano Lucio Alberto Roblero de León, adscrito al Centro de Empaque de Mosca del Mediterráneo del Senasica, un servidor público comprometido con la protección del patrimonio ganadero del país.
La noticia ha conmocionado al sector agrícola y ganadero. La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (AGRICULTURA), a través del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), ha expresado su profundo pesar por la pérdida de estos tres profesionales. Más allá del dolor por las vidas truncadas, se reconoce el sacrificio y la dedicación de quienes, como ellos, trabajan incansablemente en la defensa de la ganadería nacional.
La dispersión de moscas estériles, una técnica eficaz en el control de plagas, se ha convertido en un símbolo de la lucha constante contra las adversidades que enfrenta el campo mexicano. Este método, que busca reducir la población del gusano barrenador del ganado de forma natural y sostenible, requiere de la valentía y el compromiso de profesionales que, como los tripulantes de la avioneta siniestrada, asumen riesgos para proteger el sustento de miles de familias.
Mientras las autoridades competentes llevan a cabo las investigaciones pertinentes para determinar las causas del accidente, la comunidad agrícola y ganadera se une en solidaridad con las familias, amigos y compañeros de Carlos, Byron y Lucio. Su memoria se mantendrá viva en cada vuelo que surque los cielos llevando la esperanza de un campo mexicano sano y productivo. Su legado, un recordatorio constante de la importancia de la labor que realizan quienes, desde el aire y la tierra, trabajan por el bienestar del país. El vacío que dejan es inmenso, pero su dedicación y compromiso servirán de inspiración para las futuras generaciones de profesionales del campo. El cielo llora su partida, pero la tierra agradece su entrega.
Fuente: El Heraldo de México