
6 de junio de 2025 a las 09:20
Reconcíliate con tu pasado
Seis décadas han transcurrido desde que el imponente edificio del Museo Nacional de Antropología se alzara en Chapultepec, un monumento a la narrativa del mestizaje que México eligió como piedra angular de su identidad. Hoy, el eco de ese relato resuena en los salones del Palacio Real de Oviedo, donde se ha reconocido al MNA con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2025. Un galardón que trasciende la mera celebración museística para adentrarse en el complejo entramado de las relaciones entre México y España, dos naciones unidas por un pasado turbulento y una presente promesa de entendimiento.
La distinción otorgada por el jurado, compuesto por 32 destacadas personalidades, no es un hecho aislado. Se inscribe en un contexto marcado por la tensión diplomática, por el reclamo de disculpas por los agravios de la conquista y por la ausencia del rey Felipe VI en la toma de protesta de Claudia Sheinbaum. En este escenario, el premio se convierte en un puente tendido sobre el abismo de las diferencias políticas, una sutil maniobra de diplomacia cultural que busca limar asperezas donde la vía oficial ha fracasado. La cultura, como un idioma universal, se erige como el vehículo idóneo para la reconciliación, un terreno neutral donde la memoria histórica puede ser revisitada sin la carga de la confrontación política.
El MNA, más que un simple receptor del premio, se convierte en un símbolo, un catalizador del diálogo entre dos mundos que comparten un legado común. Su nominación, impulsada por figuras como el sociólogo Emilio Lamo de Espinosa, presidente del jurado en Ciencias Sociales, reafirma la importancia de la institución como un espacio de reflexión no solo sobre la herencia indígena, sino sobre la compleja trama del ser mexicano, una identidad forjada en el crisol del encuentro y el desencuentro. "Constancia de lo que fuimos, pero también de lo que somos", afirma Lamo de Espinosa, palabras que resumen la esencia del museo como un espejo que refleja el pasado y proyecta el futuro.
Pero más allá del simbolismo, el MNA se sustenta en la solidez de sus cifras. Con 3.7 millones de visitantes en 2024, el museo se consolida como un imán cultural, superando incluso al Museo Nacional de Historia y al Palacio de Bellas Artes. Su éxito no solo habla de la riqueza de su acervo, sino del interés creciente por comprender la historia y la identidad mexicana, una búsqueda que trasciende las fronteras nacionales. Este reconocimiento internacional llega en un momento crucial, un punto de inflexión que nos invita a repensar la narrativa histórica y a construir un futuro basado en la comprensión mutua y el respeto a la diversidad.
El Premio Princesa de Asturias no es un punto final, sino un nuevo comienzo. Una oportunidad para que México y España, a través del prisma del MNA, revisiten su historia compartida con una mirada crítica y constructiva. Un llamado a la concordia que no busca borrar las diferencias, sino abrazarlas como parte integral de un legado común. Un legado que, a pesar de sus sombras, se erige como un testimonio de la riqueza y la complejidad del ser humano. Y en ese reconocimiento, en esa aceptación de la diferencia, reside la verdadera esencia de la concordia.
Fuente: El Heraldo de México