La fiebre del fútbol se acerca y México, como coanfitrión del Mundial de la FIFA 2026, se prepara para recibir una oleada de aficionados internacionales. Cancún, con su deslumbrante belleza caribeña y su Aeropuerto Internacional, se convertirá en la puerta de entrada para una porción considerable de estos visitantes, aproximadamente dos millones de personas según las proyecciones. Imaginen el vibrante mosaico de culturas, idiomas y la pasión futbolística que inundará las calles, playas y estadios. Una oportunidad única para México de brillar en el escenario mundial y mostrar al mundo la calidez y hospitalidad que nos caracteriza.

El senador Eugenio Segura ha puesto el dedo en la llaga al destacar la importancia de prepararnos para este evento de magnitud global. Cinco millones de visitantes en todo el país, con un 40% ingresando a través de Quintana Roo, representan un desafío logístico considerable. No se trata solamente de la emoción del deporte, sino también de la capacidad de nuestra infraestructura para gestionar un flujo tan masivo de personas.

El Aeropuerto Internacional de Cancún, con su conectividad a más de 135 ciudades alrededor del globo, se erige como el principal punto de acceso para estos viajeros internacionales. Y aquí es donde la planificación estratégica se vuelve crucial. La FIFA, con su experiencia en la organización de eventos de esta envergadura, ha establecido requisitos no solo para los estadios, sino también para las terminales aéreas. Un punto crítico es el tiempo de tránsito por Migración y Aduanas, que no debe exceder los 40 minutos. ¿Estamos preparados para cumplir con esta exigencia?

El senador Segura ha propuesto la elaboración de un documento que recopile las problemáticas actuales y las posibles soluciones para presentarlo a la presidenta de la República. Esta iniciativa es fundamental para impulsar las mejoras necesarias y asegurar una experiencia fluida y eficiente para los visitantes. Imaginen el impacto negativo que largas filas, demoras y trámites engorrosos podrían tener en la imagen de nuestro país.

La presión, respetuosa pero firme, sobre las dependencias correspondientes es esencial para lograr los ajustes necesarios. Modernizar los sistemas de control migratorio, optimizar los procesos aduaneros e invertir en infraestructura aeroportuaria son acciones clave para estar a la altura de las circunstancias. No podemos permitir que la burocracia y la falta de previsión empañen la fiesta del fútbol.

Esta es una oportunidad única para que México no solo sea anfitrión de un evento deportivo de clase mundial, sino también para impulsar el desarrollo de su infraestructura turística y proyectar una imagen de eficiencia y modernidad al mundo. El reto es grande, pero con una planificación adecuada y la colaboración de todos los actores involucrados, podemos convertir el Mundial de la FIFA 2026 en un éxito rotundo. El tiempo apremia y la cuenta regresiva ya ha comenzado. Es momento de actuar y demostrar que México está listo para recibir al mundo con los brazos abiertos.