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6 de junio de 2025 a las 08:05

Istmo bajo el agua: Lluvias torrenciales causan inundaciones.

La noche del 5 de junio quedará grabada en la memoria de los habitantes del Istmo de Tehuantepec como una noche de angustia e incertidumbre. La fuerza implacable de la naturaleza se desató sobre la región, dejando un rastro de inundaciones, calles convertidas en ríos y familias luchando contra la corriente. La lluvia, torrencial e incesante, azotó con furia diversos municipios, dejando a su paso un escenario de caos y desolación.

Asunción Ixtaltepec, Santo Domingo Tehuantepec, Salina Cruz y Juchitán de Zaragoza, fueron los municipios que resintieron con mayor intensidad la furia de la tormenta. En Juchitán, la situación alcanzó niveles críticos. El agua, convertida en una trampa implacable, atrapó vehículos en sus fauces, dejando a sus ocupantes a merced de la creciente. Las llamadas de auxilio inundaron las líneas de emergencia, activando la movilización inmediata de los cuerpos de rescate. Bomberos de la subestación Juchitán se abrieron paso entre las calles inundadas, luchando contra la corriente para llegar hasta los vehículos varados y rescatar a sus ocupantes. Imágenes impactantes circularon en redes sociales, mostrando la magnitud de la inundación y la valentía de los rescatistas.

En la zona norte de Juchitán, la escena era desoladora. Un vehículo, casi completamente sumergido, se convirtió en un símbolo de la vulnerabilidad ante la fuerza de la naturaleza. Los bomberos, con su equipo especializado, trabajaron incansablemente para liberar el vehículo de las garras del agua, mientras los vecinos observaban con angustia y solidaridad.

La zona baja de la ciudad no escapó al embate de la tormenta. El agua alcanzó hasta un metro de altura, penetrando en las humildes viviendas y obligando a las familias a refugiarse en las partes más altas de sus casas. Muebles, electrodomésticos y recuerdos familiares fueron presa del agua turbia, dejando a su paso un panorama de pérdidas materiales y angustia emocional. A pesar de la adversidad, la solidaridad de los vecinos se hizo presente. Unos a otros se brindaron apoyo, compartiendo alimentos, ropa seca y palabras de aliento en medio de la desesperación.

En Ciudad Ixtepec, la situación no fue menos crítica. El centro de la ciudad se convirtió en una enorme piscina, con vehículos atrapados en medio de las calles inundadas. Las autoridades municipales, conscientes del peligro, actuaron con rapidez. Acordonaron las vialidades afectadas, impidiendo el paso de vehículos y peatones para evitar tragedias. La medida, aunque drástica, fue necesaria para salvaguardar la integridad de la población.

La causa de esta devastación: la Onda Tropical número 2, un fenómeno meteorológico que, según los pronósticos, traerá consigo vientos de 30 a 40 kilómetros por hora y oleajes de hasta 2.5 metros de altura en las costas de Oaxaca y Chiapas. Las autoridades mantienen un monitoreo constante de los ríos y arroyos, ante el riesgo de un incremento en sus caudales. Se exhorta a la población a mantenerse alerta y seguir las indicaciones de las autoridades para evitar situaciones de riesgo.

La noche del 5 de junio nos recuerda la fuerza implacable de la naturaleza y la importancia de la prevención. La solidaridad, la pronta respuesta de los cuerpos de rescate y la responsabilidad de las autoridades son fundamentales para enfrentar estos desafíos. El Istmo de Tehuantepec, una región de gente fuerte y resiliente, se levanta una vez más, dispuesta a reconstruir lo perdido y a seguir adelante, con la esperanza de un futuro más seguro y preparado para enfrentar los embates de la naturaleza.

Fuente: El Heraldo de México