La noticia del hallazgo de cinco cadáveres y diez fetos en un antiguo edificio de la Escuela Libre de Homeopatía en la colonia Morelos ha conmocionado a la Ciudad de México. El descubrimiento, ocurrido la tarde del jueves 5 de junio, ha desatado una ola de interrogantes y ha puesto en el ojo del huracán la inminente transformación del predio en un albergue para migrantes.

La escena descrita por el periodista Antonio Nieto es escalofriante: cuerpos masculinos, envueltos en plástico, distribuidos en gavetas y cubas hidroneumáticas. La ausencia de documentación que acredite su procedencia o justifique su presencia en el lugar añade un halo de misterio al macabro hallazgo. ¿Quiénes eran estas personas? ¿Cómo llegaron ahí? ¿Qué relación, si es que la hay, existe entre su muerte y el futuro del edificio? Estas son solo algunas de las preguntas que exigen respuesta.

Aún más inquietante es el descubrimiento de los diez fetos, conservados en frascos de cristal. Al igual que con los cadáveres, la falta de documentación que explique su origen y propósito genera una profunda inquietud. ¿Formaban parte de alguna investigación médica? ¿Eran producto de abortos? ¿O hay algo más siniestro detrás de su presencia en el edificio?

La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México ha iniciado una carpeta de investigación por posible delito de inhumación, exhumación y respeto a los cadáveres. Esta investigación deberá arrojar luz sobre las circunstancias que rodean este macabro descubrimiento y determinar la responsabilidad de quienes hayan incurrido en alguna irregularidad.

Mientras tanto, el futuro del edificio de Peralvillo 75 sigue en el aire. La controversia generada por su transformación en albergue para migrantes se ve ahora agravada por este terrible hallazgo. Vecinos y miembros de la comunidad educativa se oponen al proyecto, argumentando un posible aumento en la inseguridad. Por otro lado, el gobierno de la Ciudad de México, a través de César Cravioto, titular de la Secretaría de Gobierno, ha reiterado su compromiso con el proyecto, insistiendo en la necesidad de brindar apoyo a la población migrante.

Este caso pone de manifiesto la compleja realidad social de la Ciudad de México, donde la crisis migratoria, la inseguridad y la falta de transparencia se entrelazan en una trama difícil de desentrañar. La investigación en curso deberá no solo esclarecer los hechos ocurridos en Peralvillo 75, sino también abordar las preocupaciones legítimas de la comunidad y garantizar que el futuro del edificio se decida con responsabilidad y en beneficio de todos.

El silencio de las autoridades capitalinas ante la magnitud del hallazgo genera aún más incertidumbre. La falta de información oficial alimenta las especulaciones y la desconfianza. Es imperativo que el gobierno de la Ciudad de México rompa el silencio y ofrezca una explicación clara y concisa a la ciudadanía. ¿Se trata de un caso aislado? ¿O es un síntoma de un problema más profundo que requiere una atención urgente?

La sociedad exige respuestas. La verdad, por más dolorosa que sea, debe salir a la luz. Solo así se podrá comenzar a sanar las heridas y construir un futuro más seguro y transparente para todos. El caso de Peralvillo 75 es un llamado a la reflexión y a la acción. No podemos permitir que la impunidad se imponga. La justicia debe prevalecer.