La tensión se podía cortar con un cuchillo en el aire. Guanajuato, escenario de una batalla ideológica, fue testigo de un dramático giro en la lucha por la despenalización del aborto. Un mar de blanco y azul, ondeando pañuelos y elevando plegarias, se enfrentaba a una ola verde, firme y desafiante, que clamaba por la autonomía de las mujeres sobre sus cuerpos. El eco de sus consignas, "Sí a la vida" contra "Aborto legal y seguro", resonaba en las paredes del Congreso, un reflejo de la profunda división que atraviesa a la sociedad.

La diputada Itzel Mendo, del PVEM, se convirtió en el inesperado punto de inflexión. Su cambio de voto, de un "sí" a un "no" en cuestión de días, desató la furia contenida. La imagen de la legisladora justificando su decisión, argumentando una consulta con su conciencia, quedará grabada en la memoria colectiva. ¿Presiones? ¿Influencias? Las interrogantes flotan en el aire, alimentando la controversia.

El resultado, 19 votos contra 17, dejó un sabor amargo en la boca de quienes anhelaban un cambio. La escena de las activistas pro-elección encendiendo bengalas verdes y moradas, un acto de resistencia ante la adversidad, simboliza la lucha que continúa. No es un punto final, sino una coma en la larga historia por los derechos reproductivos de las mujeres.

Más allá del tema central, la sesión parlamentaria se convirtió en un microcosmos de la realidad política guanajuatense. Se habló de feminicidios, de la violencia que azota al estado, de las tarjetas rosas, de tintes políticos, de acusaciones, e incluso del expresidente López Obrador. Un crisol de temas que evidencia la complejidad del contexto y la interconexión de las problemáticas sociales.

El debate sobre el aborto en Guanajuato trasciende las paredes del Congreso. Se instala en las mesas de las familias, en las conversaciones entre amigos, en las redes sociales. Es un tema que interpela a la sociedad en su conjunto, obligándola a reflexionar sobre la moral, la ética, la libertad individual y el rol del Estado. ¿Qué significa el derecho a decidir? ¿Quién tiene la última palabra sobre el cuerpo de una mujer? Estas preguntas, incómodas pero necesarias, seguirán resonando en el corazón de Guanajuato y del país entero. La lucha, sin duda, continúa.

La decisión de Mendo ha generado una ola de reacciones en redes sociales, donde se la acusa de traición y de ceder ante presiones externas. Colectivos feministas han anunciado movilizaciones para exigir la despenalización del aborto y denunciar la falta de compromiso de los legisladores con los derechos de las mujeres. El caso de Guanajuato se convierte así en un ejemplo más de la difícil realidad que enfrentan las mujeres en América Latina en la lucha por el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos. Mientras tanto, la incertidumbre y la angustia se apoderan de aquellas mujeres que enfrentan embarazos no deseados en un estado donde la ley las criminaliza. ¿Cuál será el futuro de los derechos reproductivos en Guanajuato? El tiempo lo dirá.