
6 de junio de 2025 a las 07:10
Exigimos justicia para la Guardería ABC
Dieciséis años. Una cifra que pesa como una losa sobre los corazones de Hermosillo, de Sonora, de México. Dieciséis años desde aquel fatídico 5 de junio en que el fuego devoró la Guardería ABC, llevándose consigo la vida de 49 ángeles, 49 infantes que apenas comenzaban a descubrir el mundo. Y dieciséis años después, el dolor sigue tan vivo como el primer día, la herida abierta, la justicia aún esquiva.
El sol caía a plomo sobre la ciudad, un calor abrasador de 42 grados, como un reflejo del fuego que un día consumió la esperanza. Pero ni el sol implacable pudo detener la marea humana que, vestida de blanco, inundó las calles de Hermosillo. Globos blancos, como almas elevándose al cielo, y pancartas que clamaban justicia, llenaban el aire de un silencio cargado de significado. En la esquina de Ferrocarrileros y Mecánicos, donde yacen las ruinas de la Guardería ABC, un monumento a la tragedia, se congregaron para recordar, para exigir, para no olvidar.
A las 18:08 horas, el lúgubre sonido de la marcha fúnebre rompió el silencio. La banda de guerra, marcando el paso del dolor, encabezaba la procesión. Detrás, los padres del Movimiento 5 de Junio, rostros curtidos por el sufrimiento, pero con la mirada firme, la determinación inquebrantable de seguir luchando por la verdad y la justicia. Seguían los deudos, cargando el peso de una ausencia que nunca se llena, la memoria de una sonrisa que se apagó demasiado pronto. Y tras ellos, la sociedad, un río humano de solidaridad, adultos, niños, incluso mascotas, unidos en el dolor y la indignación.
"ABC ni perdón ni olvido", resonaba el grito en las calles, un eco que se repite año tras año, un recordatorio constante de la impunidad. "ABC Nunca Más", una súplica, una promesa de que esta tragedia no debe volver a ocurrir. Y por cada nombre, por cada una de las 49 vidas arrebatadas, un desgarrador "¡No debió morir!", un grito que se clava en el alma, que exige respuestas, que busca consuelo.
Al llegar a la Parroquia de San Juan, 49 campanadas, una por cada pequeño ángel, recibieron al contingente. Y al cielo se elevaron 49 globos blancos, símbolos de esperanza, de un futuro donde la justicia prevalezca.
La marcha continuó, creciendo en número, sumando voces, fortaleciendo el clamor por justicia. Los automovilistas, conmovidos, se unían a la manifestación con el claxon, una muestra más de la solidaridad que envuelve a Hermosillo en este día. El sol se ocultaba en el horizonte, pintando el cielo de tonos rojizos, como un recordatorio del fuego que marcó para siempre a esta ciudad.
La Fiscalía de Sonora, un edificio que representa la ineficiencia, la falta de respuestas, fue testigo silencioso del paso de la marcha. Un lugar donde los padres buscaron ayuda y encontraron solo silencio, donde la justicia se ha convertido en una quimera.
Finalmente, al caer la noche, la marcha llegó a las escalinatas del Museo Biblioteca de la Universidad de Sonora. Allí, en un acto cargado de simbolismo, se leyó el manifiesto a la nación. Un manifiesto que denuncia la impunidad, las prácticas dilatorias de los 19 sentenciados, que aún no cumplen su condena. Un manifiesto que clama por la atención médica completa para los más de 30 sobrevivientes, que aún cargan las secuelas físicas y emocionales de la tragedia. Un manifiesto que exige el cumplimiento de la Ley 5 de Junio, que regula las estancias infantiles, para que ninguna otra familia tenga que vivir este dolor. Dieciséis años después, la lucha continúa. La memoria de los 49 angelitos de la Guardería ABC sigue viva, y la búsqueda de justicia, incansable.
Fuente: El Heraldo de México