
6 de junio de 2025 a las 09:35
El Valor del Arte: Mi Trayectoria
Adentrarse en el mundo del arte es como embarcarse en una expedición sin fin, un viaje perpetuo de descubrimiento y aprendizaje. Nunca imaginé que mi fascinación infantil por la creación artística me llevaría a donde estoy hoy. Desde la música de Bach hasta la danza contemporánea, pasando por el teatro, las artes visuales y la literatura, mi vida ha sido un crisol de expresiones artísticas. Y es que ser artista no es una elección, sino una necesidad intrínseca, una pulsión que te guía y te define.
Durante cuatro décadas, los libros han sido mis compañeros inseparables, mi refugio y mi fuente de inspiración. Rodeado de obras de arte, desde bocetos hasta piezas originales, he construido un universo personal donde la creatividad es el oxígeno que respiro. He tenido el privilegio de contemplar miles de obras maestras en museos y colecciones privadas, de compartir momentos con artistas en sus talleres, de sumergirme en las páginas de innumerables libros de arte. Cada encuentro, cada experiencia, ha enriquecido mi comprensión del arte y su profundo impacto en la vida humana.
El mercado del arte, con sus intrincadas redes y su constante evolución, ha sido otro de mis grandes maestros. De la mano de mentores y expertos, he desentrañado los misterios de este fascinante mundo, aprendiendo a valorar no solo la estética de una obra, sino también su contexto histórico, su significado cultural y su valor económico. El arte, en todas sus manifestaciones, es una expresión innata de la humanidad, una fuerza vital que nos conecta con nuestra esencia más profunda.
Mi trabajo como perito valuador de arte es una aventura constante. Como un arqueólogo en busca de tesoros ocultos, me adentro en casas antiguas, bodegas polvorientas y áticos olvidados, donde a menudo descubro obras de arte que han permanecido dormidas durante años. No todas son obras maestras, pero cada una tiene una historia que contar, un secreto que revelar. Examinar la técnica del artista, el tipo de lienzo, la enigmática firma, las líneas, la imprimatura, el enmarcado, el estilo, el color, el estado de conservación y las medidas, es un proceso minucioso y apasionante. A esta labor de campo le sigue una exhaustiva investigación que me permite determinar el valor actual de la obra en el mercado, considerando todos los factores que influyen en su precio.
Es un trabajo que me llena de asombro y satisfacción. Cada obra de arte es un enigma, un testimonio del talento humano y de la historia que lo envuelve. Ser testigo de la riqueza artística que se esconde en los rincones más inesperados es un privilegio, una experiencia que me recuerda la importancia de preservar nuestro patrimonio cultural para las generaciones futuras. El arte no es un lujo, sino una necesidad vital, una fuente de inspiración y conocimiento que enriquece nuestra existencia y nos conecta con lo más profundo de nuestro ser. Y en esta búsqueda constante, en este viaje sin fin, encuentro la verdadera plenitud.
Fuente: El Heraldo de México