El documental "Billy Joel: And So It Goes" no solo nos acerca a la brillantez musical de un icono, sino que también nos revela la fragilidad humana que se esconde tras la fama. La historia de Billy Joel es un testimonio conmovedor de cómo el éxito y la admiración pública pueden coexistir con profundas luchas internas. El intento de suicidio, un tema abordado con valentía y sensibilidad en la película, nos invita a reflexionar sobre la importancia de la salud mental y la búsqueda de ayuda en momentos de crisis. La culpa que lo llevó a esos extremos, derivada de la traición a su amigo Jon Small y el romance con Elizabeth Weber, nos muestra la complejidad de las relaciones humanas y el peso de las decisiones que tomamos.

La crudeza con la que Joel describe su estado mental durante esa época, "dormía en lavanderías… deprimido, casi psicótico", nos permite vislumbrar la oscuridad que lo envolvía. Imaginen la desesperación que lo llevó a pensar: "No quiero vivir más… ¿Para qué seguir aquí?". Su testimonio, junto con el desgarrador relato de su hermana Judy Molinari, quien lo encontró al borde de la muerte tras una sobredosis, construyen un panorama desolador. La imagen de Judy, pálida y sollozando en el hospital, creyendo haber matado a su hermano, es un recordatorio del impacto devastador que la depresión puede tener, no solo en quien la sufre, sino también en sus seres queridos.

El documental no se limita a retratar el dolor y la desesperación. También explora el camino hacia la redención y la sanación. El segundo intento de suicidio, con la ingesta de Lemon Pledge, y el rescate por parte del mismo Jon Small, marcan un punto de inflexión en la narrativa. Este acto de compasión, a pesar de la traición, siembra la semilla de la reconciliación. La imagen de Jon Small llevándolo al hospital es un símbolo poderoso del perdón y la posibilidad de reconstruir lazos rotos.

La posterior internación de Joel en una unidad psiquiátrica se presenta como un paso fundamental en su recuperación. Este período de introspección, lejos de los escenarios y la presión del público, le permitió confrontar sus demonios internos y encontrar una nueva vía de expresión. "Puedes utilizar todas esas emociones para canalizarlas en música", se dijo a sí mismo, transformando el dolor en arte.

La reconstrucción de la relación con Jon Small, el matrimonio con Elizabeth Weber (a pesar de su posterior divorcio) y la inclusión del testimonio de Sean Weber-Small, hijo de ambos, añaden capas de complejidad a la historia. El documental no ofrece respuestas fáciles, sino que presenta un retrato honesto y multifacético de una vida marcada por el talento, el dolor y la superación. "Billy Joel: And So It Goes" es una invitación a comprender la persona detrás de la música, un hombre que se atrevió a mirar a sus demonios a los ojos y a compartir su historia con el mundo. Una historia que, sin duda, resonará en aquellos que han enfrentado sus propias batallas internas y encontrarán en la experiencia de Joel un mensaje de esperanza y resiliencia. Una prueba de que incluso en los momentos más oscuros, la música, el perdón y el amor pueden ser faros que guían hacia la luz.