
7 de junio de 2025 a las 00:05
Doctor falso: seguía atendiendo
La sombra de la impostura médica vuelve a cernirse sobre Argentina. Un hombre de 39 años, detenido en el barrio porteño de Monte Castro, se enfrenta a serias acusaciones por ejercer ilegalmente la medicina, estafa y, lo más grave, el presunto homicidio de uno de sus pacientes. Este caso, que ha conmocionado a la opinión pública, nos recuerda la fragilidad a la que estamos expuestos cuando depositamos nuestra salud en manos de supuestos profesionales.
Lo que resulta aún más alarmante es que este individuo no es un novato en el engaño. Su historial delictivo revela un patrón de comportamiento reiterado: ya había sido detenido anteriormente por estafa y presunto homicidio, pero, inexplicablemente, continuaba operando con total impunidad. ¿Cómo es posible que un individuo con antecedentes tan graves pudiera seguir atendiendo a pacientes, poniendo en riesgo sus vidas? Esta pregunta exige una profunda reflexión sobre los mecanismos de control y las fallas del sistema que permiten este tipo de situaciones.
Según el medio Los Andes, el detenido utilizaba cédulas profesionales falsas, usurpando la identidad de verdaderos especialistas. Con una audacia escalofriante, se presentaba como neumólogo y cardiólogo, realizando consultas, electrocardiogramas, espirometrías, e incluso ecografías ginecológicas y abdominales. Un abanico de servicios médicos que, en manos de un impostor sin la formación adecuada, se convierten en una potencial sentencia de muerte. Imaginemos la angustia y la desesperación de aquellos pacientes que, confiando en su bata blanca y su supuesto conocimiento, se pusieron en sus manos, ignorantes del peligro al que se exponían.
El allanamiento al centro “Consultorios Médicos Moliere”, ubicado en Buenos Aires, ha sacado a la luz la magnitud del engaño. Las autoridades han incautado documentación y equipos médicos, que serán analizados minuciosamente como parte de la investigación. Ahora, la justicia tiene la palabra. Un juez deberá determinar la responsabilidad del detenido en los hechos que se le imputan y aplicar las sanciones correspondientes.
Este caso nos interpela como sociedad. Nos obliga a preguntarnos cómo podemos fortalecer los mecanismos de control para prevenir que se repitan situaciones similares. ¿Es suficiente con verificar la matrícula profesional? ¿Qué medidas se deben implementar para garantizar la seguridad de los pacientes? La salud es un derecho fundamental y no podemos permitir que la impostura y la negligencia la pongan en peligro. Es crucial que las autoridades competentes tomen cartas en el asunto y refuercen los controles, sancionando con severidad a quienes juegan con la vida de las personas. Además, es fundamental promover la educación y la información para que los ciudadanos puedan identificar a los falsos profesionales y tomar decisiones informadas sobre su salud. La prevención y la concientización son nuestras mejores armas contra este tipo de delitos. La salud no es un juego, y la vida de las personas no puede estar en manos de impostores.
Fuente: El Heraldo de México