El cine mexicano, un gigante dormido que busca despertar. Mientras Hollywood llena salas con secuelas de éxitos probados, la industria nacional se enfrenta a una realidad compleja donde pocas producciones logran conectar con el gran público. El Anuario Estadístico del Cine Mexicano 2024 lo confirma: de 112 películas estrenadas, solo dos superaron el millón de boletos vendidos. Un abismo separa estos éxitos de los casi 26 millones de boletos de "Intensamente 2". ¿Qué significa esto para el futuro del cine mexicano? ¿Estamos condenados a la sombra de los blockbusters internacionales?

El Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), en su 40ª edición, se erige como un oasis en este panorama desértico. Un espacio donde el cine mexicano respira, se exhibe y conecta con una audiencia ávida de historias propias. Más de 94 mil asistentes en la edición anterior confirman la sed de cine nacional, una cifra que supera la taquilla combinada de la gran mayoría de las películas mexicanas estrenadas comercialmente en 2024. El FICG no solo celebra el cine, sino que lo impulsa, lo nutre y le da una plataforma para brillar.

Estrella Araiza, directora del FICG, lo resume con una mezcla de nostalgia y esperanza: "Hemos aprendido muchísimo cómo los movimientos políticos nos afectan culturalmente". La sombra de la austeridad del anterior gobierno federal se cierne aún sobre la industria. La escasa participación mexicana en Cannes, sin ninguna película en competencia oficial, es un síntoma preocupante. Araiza, presente en la riviera francesa, observó de cerca la situación y la nueva estrategia de IMCINE con Daniela Alatorre al frente. ¿Será suficiente para recuperar el terreno perdido? La incertidumbre es palpable.

La nueva administración de IMCINE, con su presencia en Cannes, da señales de un cambio de rumbo. Araiza reconoce la importancia de esta participación: "El hecho de que no haya habido ninguna película en competencias […] habla muchísimo acerca de la política del sexenio anterior". La esperanza reside en que la nueva administración comprenda la necesidad de invertir en la promoción del talento mexicano en el escenario internacional.

Con la llegada de un nuevo gobierno federal, la incertidumbre se mezcla con la expectativa. Araiza confiesa la buena comunicación con IMCINE, pero reconoce que el futuro depende de la línea que marque la nueva administración. "Espero que ellos entiendan que es positivo lo que nosotros hacemos […] en beneficio de una comunidad entera, no solamente para la Ciudad de México, sino para el país".

En medio de este contexto, el FICG celebra sus 40 años con una edición que busca consolidar su madurez. Portugal como país invitado, homenajes a figuras como Juan Antonio Bayona y Dolores Heredia, y una nueva sección dedicada al cine de género, son solo algunas de las propuestas de esta edición. La película inaugural, "Soy Frankelda", realizada en stop motion, marca un hito en la animación mexicana y promete cautivar al público.

Araiza describe esta edición no como la más ambiciosa, sino como la más completa. "Apretaron" varias ideas que estaban en el tintero, dando como resultado un programa diverso y atractivo para todos los cinéfilos. Más allá de los números y la big data, el FICG busca conectar con el público a un nivel más profundo, generando emociones y experiencias significativas. "No me voy a apurar a decir exitosa y genial […] pero creo que sí cumple como el panorama de manera muy completa", afirma Araiza.

El futuro del cine mexicano se escribe en festivales como el FICG. Un espacio donde el talento se encuentra con la audiencia, donde las historias locales se proyectan al mundo, y donde la pasión por el cine se convierte en el motor de una industria que busca despertar de su letargo. El FICG 40 es una invitación a celebrar el cine mexicano, a reflexionar sobre sus desafíos y a apostar por su futuro.