
6 de junio de 2025 a las 09:10
Abelina: ¿Caída por corrupción?
Abelina López Rodríguez se pasea por las calles de Acapulco con una aparente tranquilidad que desafía la lógica. Su gobierno, marcado por la falta de control, la ausencia de resultados tangibles y una desfachatez casi inverosímil, navegaba en aguas relativamente calmadas. Todo era miel sobre hojuelas, una luna de miel política que se sostenía en frágiles pilares de conveniencia. Sin embargo, este idilio de impunidad se quebró de manera abrupta cuando Abelina decidió romper con el grupo político que la catapultó al poder. Fue entonces cuando la justicia, que hasta ese momento parecía dormitar, despertó con una furia contenida.
El verdadero pecado de Abelina, más allá del desfalco millonario que se le imputa, fue la traición. La Auditoría Superior del Estado de Guerrero destapó la cloaca: un faltante de casi 900 millones de pesos, recursos destinados a la infraestructura social, esfumados durante el 2023, su último año de gestión en su primer mandato. Pero el escándalo, curiosamente, no detonó en ese preciso instante. La bomba estalló después, coincidiendo con su ruptura con Evelyn Salgado y el controvertido Félix Salgado Macedonio. Una casualidad demasiado oportuna para ser ignorada. En el intrincado mundo de la política, las casualidades son una especie en extinción.
Abelina, producto de la misma matriz morenista que ahora la repudia, osó rebelarse. Primero, cuestionó el proceso interno de Morena para las elecciones del 2024, un acto de insubordinación que le costó la enemistad de la gobernadora, a quien dejó plantada en dos eventos públicos. Como era de esperarse, el discurso de la "persecución política" y el "fuego amigo" no tardó en aflorar. Abelina había dejado de ser útil, y en la política, lo que deja de ser funcional se convierte en desechable.
Ante las acusaciones, la alcaldesa de Acapulco ha optado por la estrategia del obstruccionismo. Se niega a entregar la información financiera a la Auditoría Estatal, escudándose en un argumento legalmente cuestionable: solo la Federación, según ella, tiene la potestad de auditarla, a pesar de existir un convenio que faculta la revisión local. Su desafío va más allá de la retórica. Ha interpuesto un amparo para evadir la rendición de cuentas, amparada en una cínica declaración: "porque en Guerrero todo se puede".
Con esa misma prepotencia, Abelina se aferra al poder. A pesar de la denuncia penal en su contra, alega no haber sido notificada y se niega a renunciar. Mientras tanto, Acapulco se hunde en un pantano de abandono institucional, opacidad y las secuelas del saqueo. El problema no se limita al dinero desaparecido, sino al desastre que ha sembrado a su paso. La inseguridad desborda las calles, el turismo se desploma, los servicios públicos colapsan. Si Acapulco ha logrado, históricamente, levantarse de tragedias, huracanes y violencia, no ha sido gracias a su gestión, sino al empuje de sus empresarios, al apoyo del gobierno federal y, sobre todo, a la resiliencia de su gente.
¿Dónde estaba Abelina cuando Acapulco más la necesitaba? Ocupada en dar entrevistas absurdas, justificando omisiones y tejiendo teorías conspirativas. El único "mérito" de su administración ha sido demostrar, una vez más, que en Guerrero, como en muchos rincones del país, el castigo político no se aplica por gobernar mal, sino por desafiar al grupo en el poder. Si Abelina cae, será más por desleal que por corrupta. Aun así, que se haga justicia.
Y en otras noticias… Tras la reciente elección judicial en Hidalgo, el Instituto Electoral local se prepara para un nuevo proceso: la revocación de mandato del gobernador Julio Menchaca. La solicitud ciudadana, respaldada por las firmas requeridas, evidencia el creciente hartazgo por su fallida administración. El descontento popular comienza a tomar forma legal.
Fuente: El Heraldo de México