La sombra de la duda se cierne nuevamente sobre la familia García. Tras las declaraciones iniciales que apuntaban a una presunta agresión de Leonardo García a su madre, Sandra Vale, con un arma blanca en Acapulco, la historia ha dado un giro inesperado. Mientras Leonardo negaba rotundamente las acusaciones, calificándolas de absurdas y asegurando no saber si “reír o llorar” ante tales afirmaciones, Sandra Vale, expareja de Andrés García, decidió romper el silencio y ofrecer su versión de los hechos, una versión que estremece los cimientos familiares.

Lejos de las especulaciones iniciales, la señora Vale no solo confirmó la agresión, sino que además detalló la gravedad de la misma. No fue en el estómago, como se rumoreaba, sino en la garganta donde el cuchillo se clavó, poniendo en peligro su vida. "Estuvo cerca de quitarme la vida con ese cuchillo en la garganta", declaró con una crudeza que deja entrever el profundo dolor y la decepción que la embargan. La imagen de un hijo atacando a su madre es desgarradora, y más aún cuando se trata de una figura pública como Leonardo García.

El incidente, según el relato de Sandra, ocurrió en Spencer, en una habitación de la casa. Andrés García, patriarca de la familia, no se encontraba presente en ese momento. Vale recuerda que, tras la agresión, viajó a Acapulco con Andrés, quien ya había sido informado del incidente por su excuñada. Al llegar, el actor le pidió que se quitara la blusa de manga larga que llevaba para constatar la herida. La escena, sin duda, debió ser impactante para ambos.

Un año de silencio familiar siguió a la agresión. Un año en el que, seguramente, el dolor, la confusión y el reproche fueron los protagonistas. Mientras tanto, Leonardo García, de 52 años, alega no recordar el episodio. Sin embargo, según las palabras de Sandra Vale a TV Notas, Andrés García le habría confesado que su hijo sí recordaba lo sucedido, pero que optaría por negarlo. La posibilidad de que Leonardo estuviera bajo los efectos del alcohol y otras sustancias durante el ataque añade otra capa de complejidad a este drama familiar.

La situación plantea interrogantes inquietantes. ¿Qué lleva a un hijo a agredir a su madre de esa manera? ¿Cómo se reconstruye una relación familiar después de un evento tan traumático? ¿Qué papel juega el consumo de sustancias en este tipo de situaciones? La historia de la familia García, siempre en el ojo público, nos confronta una vez más con la fragilidad de los vínculos familiares y las consecuencias devastadoras de la violencia. El testimonio de Sandra Vale nos invita a reflexionar sobre la importancia de la salud mental y la necesidad de buscar ayuda profesional cuando se enfrentan situaciones de conflicto. La esperanza, aunque tenue, reside en la posibilidad de que este doloroso episodio sirva como un punto de inflexión para la sanación y la reconciliación familiar.