La sombra del proteccionismo estadounidense se cierne nuevamente sobre la industria siderúrgica mexicana, generando preocupación e incertidumbre entre los empresarios del sector. La reciente amenaza de la imposición de un arancel del 50% al acero mexicano, sumada a la creciente competencia de otros países, ha encendido las alarmas y ha llevado a los líderes de la industria a solicitar medidas de protección al gobierno de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo.

En un encuentro virtual con la presidenta, los representantes del sector del acero y el aluminio expresaron su inquietud ante el panorama actual, argumentando que la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, combinada con el flujo de acero proveniente de otras naciones, crea una situación de desventaja competitiva que pone en riesgo miles de empleos y la estabilidad de la industria nacional.

La respuesta de la Dra. Sheinbaum ha sido prudente, haciendo un llamado a la calma y a la espera de los resultados de las reuniones que el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, sostendrá en Washington con autoridades estadounidenses para abordar la delicada cuestión arancelaria. La expectativa es palpable, y la industria contiene la respiración mientras se desarrollan estas cruciales negociaciones. La visita del subsecretario de Estado de Estados Unidos, Christopher Landau, a Palacio Nacional el próximo 11 de junio, se convierte en una fecha clave en la agenda bilateral, donde el tema del acero y el aluminio sin duda ocupará un lugar central en las conversaciones.

Mientras tanto, el gobierno mexicano no se queda de brazos cruzados. La Dra. Sheinbaum ha confirmado que ya se están implementando acciones para controlar el ingreso de acero proveniente de otras regiones del mundo. Se ha intensificado la revisión de los molinos de acero de diversos países, particularmente asiáticos, con el objetivo de verificar su existencia y operación legítima. Recordemos que el Canciller Ebrard ya había alertado sobre la detección de molinos “fantasma” utilizados para triangular importaciones, una práctica que distorsiona el mercado y perjudica a la industria nacional.

Esta vigilancia reforzada busca frenar la entrada de acero bajo condiciones de competencia desleal, protegiendo así la producción nacional y los empleos generados por este sector estratégico. La colaboración entre el gobierno y la industria siderúrgica es fundamental para diseñar e implementar estrategias eficaces que permitan enfrentar los desafíos actuales.

La situación es compleja y requiere de un enfoque integral que considere tanto las negociaciones internacionales como las políticas internas. El objetivo prioritario es blindar la economía mexicana y garantizar la viabilidad de la industria del acero y el aluminio, pilares fundamentales del desarrollo económico del país. La incertidumbre persiste, pero la determinación del gobierno y la resiliencia del sector privado son factores clave para superar este nuevo episodio de tensiones comerciales. El futuro de la industria siderúrgica mexicana se juega en múltiples frentes, y la esperanza es que las acciones emprendidas den frutos y permitan capear la tormenta proteccionista.