La sombra de la impunidad se extiende sobre el tráfico de armas. La reciente decisión de la Suprema Corte de Estados Unidos, protegiendo a los fabricantes de armas de la responsabilidad legal por el flujo ilícito hacia México, ha generado una profunda consternación y un enérgico rechazo por parte del gobierno mexicano. Esta decisión, que argumenta la falta de pruebas sobre la "ayuda e instigación" al tráfico por parte de las empresas, deja un amargo sabor a justicia denegada y enciende aún más la llama de la lucha contra la violencia que azota a nuestro país.

Si bien la Suprema Corte no se pronunció sobre la "proximidad del daño", la revocación de la decisión previa de la Corte de Apelaciones, que admitía la demanda de México, representa un duro golpe a los esfuerzos por responsabilizar a quienes, con su negocio, alimentan el ciclo de violencia. No podemos permitir que la interpretación legal se convierta en un escudo para la indiferencia ante el dolor y el sufrimiento que genera el tráfico de armas.

La Secretaría de Relaciones Exteriores, con la firmeza que exige la defensa de la soberanía y la seguridad de nuestro país, ha manifestado su profundo desacuerdo con esta decisión. No claudicaremos en nuestra búsqueda de justicia y seguiremos explorando todas las vías legales y diplomáticas a nuestro alcance para frenar este flagelo. La batalla legal continúa, y la voz de México se alzará con fuerza en todos los foros internacionales para exigir responsabilidad a la industria armamentística.

Los argumentos presentados por México, sólidos y contundentes, demuestran el daño irreparable que el tráfico de armas causa a nuestra sociedad. No se trata simplemente de estadísticas, sino de vidas truncadas, de familias destrozadas, de comunidades sumidas en el miedo. Detrás de cada arma que cruza ilegalmente la frontera, hay una historia de dolor y desesperación que no podemos ignorar.

La lucha no termina aquí. La demanda presentada en Tucson, Arizona, contra cinco distribuidoras de armas, sigue su curso, avanzando en la etapa de producción de evidencia. Este es un nuevo frente en la batalla legal que libramos contra la indiferencia y la impunidad. Cada paso que damos, cada evidencia que presentamos, nos acerca a la justicia que merecen las víctimas de la violencia.

México ha logrado posicionar este tema en la agenda internacional, consiguiendo el respaldo de organismos multilaterales como el Consejo de Seguridad de la ONU. La esperada opinión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el tema añade una nueva dimensión a esta lucha global contra el tráfico de armas. La solidaridad internacional es clave para presionar a la industria armamentística y exigirle que asuma su responsabilidad en la construcción de un mundo más seguro y justo.

La lucha contra el tráfico de armas no es una tarea fácil, pero es una lucha necesaria. No nos rendiremos hasta que la justicia prevalezca y las víctimas de la violencia encuentren la paz y la seguridad que merecen. El camino es largo, pero la determinación de México es inquebrantable.