Imagina un mundo donde el "sí, acepto" tenga fecha de caducidad. ¿Una utopía para los indecisos o una amenaza para la institución del matrimonio? En Jalisco, la propuesta de matrimonios temporales ha desatado un acalorado debate que pone sobre la mesa la evolución de las relaciones en el siglo XXI. El diputado Enrique Velázquez propone una reforma al Código Civil que permitiría a las parejas contraer matrimonio por un periodo determinado, de dos a cinco años, renovable si ambas partes así lo desean. Al finalizar este plazo, el enlace se disolvería automáticamente, evitando los engorrosos trámites de divorcio.

Esta iniciativa, inspirada en modelos jurídicos europeos, busca ofrecer certeza legal a las parejas que viven en unión libre, una realidad cada vez más frecuente. Velázquez argumenta que la dificultad para demostrar el concubinato genera complicaciones a la hora de repartir los bienes en caso de separación. El matrimonio temporal, en teoría, simplificaría este proceso. Además, se presentaría como una solución a los largos y desgastantes litigios por custodia, pensiones y propiedades, agilizando los trámites en los juzgados familiares.

Pero, ¿es realmente una solución o un parche a un problema más profundo? Las voces críticas se alzan ante lo que consideran una banalización del matrimonio. ¿Se perderá el valor simbólico del compromiso a largo plazo? ¿Se fomentará la inestabilidad en las relaciones? La idea de un "contrato renovable" podría generar inseguridad y dificultar la construcción de un proyecto de vida en común. ¿Quién invertirá en una casa, en una familia, si la relación tiene fecha de caducidad?

Por otro lado, los defensores de la propuesta argumentan que se adapta a la realidad actual, donde las relaciones son más fluidas y la duración del matrimonio tradicional ya no es la norma. Se plantea como una opción, no como una obligación, para aquellas parejas que buscan un marco legal para su relación sin atarse de por vida. Además, se argumenta que podría reducir la tasa de divorcios, ya que las parejas tendrían un periodo de prueba antes de comprometerse definitivamente.

El debate está abierto. ¿Es el matrimonio temporal una respuesta a las necesidades de la sociedad moderna o un experimento arriesgado que podría debilitar aún más los vínculos familiares? La discusión en Jalisco trasciende las fronteras estatales y nos invita a reflexionar sobre el futuro del amor y el compromiso en un mundo en constante cambio. ¿Será esta la reinvención del matrimonio o el principio de su fin? El tiempo, como siempre, tendrá la última palabra. Mientras tanto, la propuesta del diputado Velázquez continúa generando controversia y alimentando un debate que apenas comienza. ¿Cuál es tu opinión?