Un cambio de paradigma se gesta en el corazón de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). La imagen de Mariana de la Cruz Sánchez, brillando entre los retratos de sus predecesores, simboliza una transformación profunda: la llegada de la primera mujer a la Dirección de la Defensoría de Oficio Militar. Su nombramiento, lejos de ser un simple dato estadístico, representa un hito en la historia de la institución y un testimonio del avance hacia la igualdad de género en las fuerzas armadas.

Desde el pasado enero, De la Cruz Sánchez lleva las riendas de la defensa jurídica de los militares en todo el país. Una responsabilidad que asume con la convicción de quien entiende la magnitud del desafío, no sólo por la novedad que representa su liderazgo femenino en un espacio tradicionalmente masculino, sino por la necesidad de continuar y fortalecer el trabajo previamente realizado. Sus palabras a El Heraldo de México, desde su oficina en el Campo Militar 1-A, reflejan la determinación y el compromiso que la impulsan: dar continuidad a un legado y, al mismo tiempo, inaugurar una nueva era.

Su trayectoria, próxima a cumplir 35 años de servicio, es un testimonio de perseverancia y dedicación. De cadete en la entonces Escuela Militar de Enfermeras, hoy Escuela Militar de Enfermería, a la dirección de la Defensoría, su camino ha sido un constante aprendizaje y una incesante superación. Su paso por el Hospital Central Militar y su posterior incursión en el área de justicia militar en 2002 marcaron un punto de inflexión en su carrera, orientándola hacia el derecho y la defensa de los derechos de los miembros de las fuerzas armadas.

Su formación académica, que incluye una especialidad en derecho penal, compras gubernamentales y juicios orales, así como maestrías en derecho penal, gerencia pública y seguridad nacional, la dota de una sólida base para afrontar los complejos retos que su cargo implica. Al frente de un equipo de 72 personas, incluyendo 59 defensores de oficio, de los cuales 19 son mujeres, De la Cruz Sánchez lidera con el ejemplo, inspirando a las nuevas generaciones de mujeres a romper barreras y alcanzar sus metas.

La labor de la Defensoría, bajo su dirección, se centra en la representación jurídica de militares imputados por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones, así como en la asistencia legal en cuestiones administrativas. Situaciones que pueden ir desde la interacción con la población civil hasta la resolución de conflictos internos, requieren de una intervención precisa y eficaz, garantizando el debido proceso y la protección de los derechos de los militares.

Con un promedio de 900 casos al año, la Defensoría se enfrenta a una variedad de situaciones, desde la deserción, la desobediencia y la insubordinación, hasta delitos más complejos. La mayoría de estos casos, según De la Cruz Sánchez, se resuelven a través de medios alternos de solución de controversias, procedimientos abreviados y suspensión condicional del proceso, privilegiando la eficiencia y la justicia.

La deserción, el delito más común, suele ser resultado de una decisión personal, y la pena promedio solicitada por el ministerio público militar es de un mes de prisión. En estos casos, se opta por procedimientos abreviados, donde el imputado acepta su responsabilidad, agilizando el proceso y minimizando el impacto en la carrera militar.

De la Cruz Sánchez defiende la justicia militar y sus mecanismos para agilizar los procesos, adaptándose a las reformas a nivel nacional e implementando salidas alternas como el procedimiento abreviado. Su visión, pragmática y a la vez comprometida con el bienestar del personal, resalta la importancia de las políticas de apoyo de la Sedena, como las guarderías que reciben a bebés desde los 45 días de nacidos hasta los seis años, facilitando la conciliación familiar y laboral.

Su jornada, que comienza a las 4:30 de la mañana y se extiende sin horario fijo de salida, es un reflejo de su dedicación y compromiso. Madre de hijos adolescentes, De la Cruz Sánchez personifica la capacidad de la mujer para equilibrar las responsabilidades familiares y profesionales, liderando con ejemplo y abriendo camino para las futuras generaciones en el ámbito militar. Su historia es, sin duda, un inspirador capítulo en la transformación de la Sedena.