La increíble odisea de Amber, la perrita rescatada de Qatar, ha conmovido a miles de personas en redes sociales. Su determinación por regresar a lo que consideraba su hogar, la llevó a recorrer una distancia asombrosa de 160 kilómetros, enfrentando desafíos que parecen sacados de una película de aventuras. Imaginen la escena: una perrita mestiza, de tan solo 5 años, escapando de un jardín cerrado en Bramshaw, en el corazón del New Forest inglés. Su instinto la guiaba, un instinto agudizado por una vida previa en las calles de Qatar, un pasado que la marcó y que, según expertos, explica su comportamiento “salvaje” y su constante estado de alerta.

Durante 36 días, Amber se convirtió en una especie de fantasma perruno, avistada 63 veces en la zona, siempre escurridiza, siempre un paso adelante de quienes intentaban rescatarla. KS Angel Rescue, la organización que lideró la búsqueda, describe la frustración de seguir sus huellas sin poder alcanzarla. Kelly Parker, cofundadora de la asociación, relata la complejidad de la situación: "Sentíamos que siempre la estábamos siguiendo, pero nunca logramos alcanzarla”. Esa sensación de estar cerca, pero a la vez tan lejos, refleja la lucha interna de Amber, dividida entre el miedo a lo desconocido y el anhelo de volver.

Su recorrido no fue un simple paseo. Atravesó bosques frondosos, sorteó carreteras transitadas y se enfrentó a la furia de las corrientes marinas. Sam Collins, también cofundadora de KS Rescue Angels, detalla cómo, durante las primeras semanas, Amber se movió en un radio de 16 kilómetros, despistando a sus perseguidores. Luego, en un giro inesperado, desapareció del radar, solo para reaparecer a 48 kilómetros de distancia, en la ciudad costera de Poole. La sorpresa fue aún mayor cuando se supo que había nadado más de un kilómetro desde el lujoso vecindario de Sandbanks hasta la isla Brownsea. Una hazaña impresionante, impulsada por una fuerza interior inquebrantable.

¿Qué la llevó a tomar semejante riesgo? Se cree que, asustada por la constante presencia humana, buscó refugio en la aparente tranquilidad de la isla. Sin embargo, la marea y las corrientes la atraparon, poniendo en peligro su vida. La fortuna, o quizás el destino, quiso que unos navegantes la vieran aferrada a la escalera de su barco, exhausta pero con la mirada fija en la posibilidad de un rescate. "Ella nadó hacia la embarcación y se aferró con las patas a la escalera lateral”, describe Sam Collins, pintando una imagen conmovedora de la desesperación y la resiliencia de Amber. "No podían subirla porque tenía las patas tan bien enganchadas que uno de los muchachos tuvo que lanzarse al agua, colocarse detrás de ella y empujarla para subirla al bote”.

El final de esta increíble historia es, por fortuna, feliz. Amber regresó a casa, delgada y con algunas heridas leves, pero sana y salva. Su aventura, convertida en un fenómeno viral, ha despertado el interés de numerosas personas que desean adoptarla. Ahora, la tarea de KS Angel Rescue es encontrarle un hogar definitivo, un lugar donde pueda sentirse segura y amada, un espacio donde su espíritu aventurero pueda descansar. "Tenemos que asegurarnos de que quien la reciba le dé un hogar de cinco estrellas y entienda que es una perrita con riesgo de fuga”, enfatiza Sam Collins, consciente de la singularidad de esta perrita viajera que nos ha recordado el poder del instinto y la fuerza del vínculo con el hogar. La historia de Amber es un testimonio de valentía, perseverancia y amor, un relato que nos invita a reflexionar sobre la importancia de proteger y respetar a los animales, y a reconocer su capacidad de sorprendernos con su inteligencia y su lealtad.