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5 de junio de 2025 a las 23:10

Asesinan a empresario mezcalero al salir del gimnasio

La creciente sombra del crimen organizado se cierne sobre la industria mezcalera michoacana, dejando un rastro de miedo e incertidumbre tras el reciente asesinato de Marco Antonio C., productor de mezcal, a las afueras de un gimnasio en Morelia. Este trágico suceso marca el tercer homicidio de un empresario mezcalero en tan solo dos semanas, encendiendo las alarmas y poniendo de manifiesto la vulnerabilidad de un sector que lucha por sobrevivir ante la presión del crimen.

El eco de los disparos que acabaron con la vida de Marco Antonio C. resuena con la misma crudeza que los asesinatos del maestro mezcalero Sergio Rangel en Jesús del Monte y de Daniel Rodríguez en Queréndaro. Tres vidas truncadas, tres familias destrozadas, y una industria entera que se tambalea ante la amenaza constante. Estos crímenes no son hechos aislados, sino la punta del iceberg de una problemática mucho más profunda: la extorsión, la intimidación y el control que grupos criminales intentan ejercer sobre los productores de mezcal.

Ulises Bedolla Alcaraz, presidente de la Unión de Mezcaleros de Michoacán, ha alzado la voz para denunciar el creciente acoso que sufren desde hace dos años. Un acoso que se traduce en exigencias de pago, en presiones para alinearse con algún grupo delincuencial, y en un clima de terror que ha llevado a muchos productores a guardar silencio, a no denunciar por miedo a represalias, e incluso a abandonar su oficio, renunciando a generaciones de tradición y a su fuente de sustento.

El mezcal, bebida emblemática de México, símbolo de cultura y tradición, se ha convertido en un producto codiciado por el crimen organizado, que busca lucrar con su creciente popularidad. Los productores, atrapados en medio de esta guerra silenciosa, se ven obligados a elegir entre ceder a las presiones de los criminales o arriesgar sus vidas y las de sus familias.

La situación es crítica y exige una respuesta inmediata. La próxima marcha anunciada por la Unión de Mezcaleros de Michoacán no solo será una muestra de solidaridad y un grito desesperado por justicia, sino también un llamado a las autoridades para que implementen estrategias efectivas que garanticen la seguridad del sector. Es imperativo que se rompa el ciclo de violencia y se proteja a quienes con su trabajo y dedicación mantienen viva una tradición ancestral. El futuro del mezcal michoacano, y la vida de quienes lo producen, dependen de ello.

No podemos permitir que el sabor del mezcal se tiña de sangre. Es hora de que la sociedad, las autoridades y los consumidores nos unamos para proteger esta industria y a quienes la hacen posible. El silencio nos hace cómplices, la acción nos hace responsables. ¿De qué lado estamos?

Fuente: El Heraldo de México