En tiempos de incertidumbre económica, donde cada peso cuenta y las familias mexicanas se ven obligadas a repensar sus gastos en productos básicos, un sector se mantiene a flote, incluso en crecimiento: el mercado de alimentos para mascotas. Lejos de recortar en el cuidado de sus compañeros peludos, los mexicanos demuestran un compromiso inquebrantable con su bienestar, priorizando su alimentación incluso cuando el presupuesto familiar se ajusta en otros rubros. El reciente informe de Kantar, que revela un aumento del 6% en el consumo de alimentos industrializados para perros y gatos entre enero y marzo de 2025, no hace más que confirmar esta tendencia. Este fenómeno no es simplemente un capricho pasajero, sino el reflejo de una transformación social más profunda: la humanización de las mascotas. Perros y gatos han dejado de ser simplemente animales de compañía para convertirse en miembros integrales de la familia, merecedores del mismo cuidado y atención que cualquier otro integrante del hogar.

Esta nueva perspectiva se traduce en una mayor exigencia en la calidad de los productos que consumen. Ya no basta con la simple alimentación; se busca ofrecerles lo mejor, priorizando la nutrición y el sabor. El crecimiento del 13% en la venta de alimento húmedo durante el primer trimestre del año, con sus presentaciones gourmet y empaques individuales, es una clara muestra de esta tendencia. Mientras que el alimento seco, tradicionalmente más económico, experimentó una caída del 4%, revelando un cambio en las preferencias del consumidor hacia opciones de mayor calidad, incluso a un precio más elevado.

Este cambio de paradigma ha obligado a toda la cadena de suministro a adaptarse. Desde las tiendas especializadas hasta los supermercados y las pequeñas misceláneas, todos han tenido que reconfigurar sus anaqueles para dar cabida a una gama más amplia de productos premium, respondiendo a una demanda cada vez más sofisticada. Marcas genéricas que antes dominaban el mercado ahora compiten con una oferta diversificada que incluye alimentos especializados para diferentes razas, edades y necesidades nutricionales.

El impacto de esta tendencia se refleja también en el gasto mensual destinado a la alimentación de las mascotas. Si bien existen variaciones según el nivel socioeconómico, es notable cómo incluso los hogares con menores ingresos destinan una proporción creciente de su presupuesto al bienestar de sus animales de compañía. No se trata de un gasto superfluo, sino de una inversión en la salud y la felicidad de un miembro esencial de la familia. El aumento del 4.4% en el gasto en alimento industrializado para perros en 2025, según Kantar, corrobora esta tendencia al alza en el consumo de productos de calidad.

Este fenómeno nos habla de un cambio cultural significativo. En un contexto donde la economía aprieta, los mexicanos demuestran que el amor y el cuidado por sus mascotas no son negociables. Se ajustan los gastos, se replantean las prioridades, pero el bienestar de los compañeros peludos se mantiene como un pilar fundamental. La humanización de las mascotas no es una simple moda, sino una realidad que ha llegado para quedarse, transformando la industria y redefiniendo la relación entre humanos y animales. Es una muestra de la importancia que han adquirido estos seres en nuestras vidas, convirtiéndose en fuente de alegría, compañía y amor incondicional en un mundo cada vez más complejo. Y en ese contexto, la inversión en su bienestar se percibe, no como un gasto, sino como una muestra de gratitud y cariño.