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4 de junio de 2025 a las 14:35

Último mensaje de Tijana: "Ojos en mí" antes del trágico vuelo.

La trágica historia de Tijana Radonjic nos conmueve y nos obliga a reflexionar sobre la presión que a veces ejercen las redes sociales y la búsqueda de experiencias impactantes. Una joven vida, llena de sueños y con la mirada puesta en un futuro como creadora de contenido, se apaga de forma repentina en un escenario paradisiaco que se convirtió en el telón de fondo de una pesadilla. Las imágenes que compartió días antes, radiante y rodeada de la exuberante vegetación montenegrina, contrastan dramáticamente con el terror que debió experimentar en sus últimos momentos.

Es desgarrador pensar en la angustia que la invadió a 50 metros de altura, la sensación de vulnerabilidad y el pánico que la llevó a tomar una decisión fatal. Más allá de las investigaciones que buscan determinar las responsabilidades de la empresa que ofrecía el servicio de parapente, este suceso nos invita a cuestionarnos sobre la importancia de la salud mental, especialmente en un mundo donde la presión por la imagen y la búsqueda constante de adrenalina pueden llevarnos al límite.

La frase que Tijana eligió para describirse en sus redes sociales, "todas las miradas sobre mí", adquiere ahora un significado profundamente triste. Su deseo de ser vista, de destacar en el universo digital, se cumplió de la manera más dolorosa e inesperada. La viralización del video de su caída, aunque morbosa e innecesaria, ha despertado una conversación crucial sobre la necesidad de priorizar el bienestar emocional. ¿Cuántas personas, en su afán por generar contenido atractivo, se exponen a situaciones de riesgo sin evaluar sus propias capacidades y su estado mental?

La tragedia de Tijana no debe ser en vano. Debemos aprender de ella y promover una cultura de responsabilidad en el uso de las redes sociales. Es fundamental fomentar la empatía y el respeto por el dolor ajeno, evitando la difusión de imágenes sensibles que solo contribuyen al morbo y revictimizan a las personas. Asimismo, es imperativo que las empresas que ofrecen actividades de riesgo extremen las medidas de seguridad y brinden apoyo psicológico a quienes lo necesiten.

El parapente, como otros deportes extremos, ofrece la posibilidad de experimentar la libertad y la adrenalina, pero también conlleva riesgos inherentes que deben ser considerados con seriedad. No se trata de demonizar estas actividades, sino de promover una práctica responsable que priorice la seguridad y la salud mental de los participantes. Es necesario que las empresas que ofrecen estos servicios implementen protocolos rigurosos que incluyan la evaluación del estado emocional de los clientes y la capacitación adecuada para afrontar situaciones de estrés.

La historia de Tijana nos deja una profunda lección: la vida es frágil y preciosa. Debemos cuidarla, protegerla y valorarla por encima de cualquier like o comentario en redes sociales. La búsqueda de la felicidad no debe llevarnos a exponernos a peligros innecesarios. Es momento de reflexionar sobre nuestras prioridades y construir un mundo digital más humano y responsable, donde la salud mental sea un pilar fundamental.

Fuente: El Heraldo de México