
4 de junio de 2025 a las 10:15
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La industria mexicana de alimentos para mascotas, un gigante dormido con un potencial exportador inmenso, se encuentra en un compás de espera. A pesar de las millonarias inversiones recientes, la incertidumbre en las relaciones comerciales con Estados Unidos ha frenado su expansión. Imaginen: tres nuevas plantas de producción, una en Celaya, otra en Querétaro y una más en Morelos, listas para abastecer no solo el mercado nacional, sino también el internacional. Cuatro mil doscientos millones de dólares invertidos entre 2024 y 2025, una apuesta fuerte por el futuro de este sector. Sin embargo, la sombra de la incertidumbre se cierne sobre estas instalaciones.
El mercado estadounidense, un caramelo para la industria mexicana, se presenta como un desafío. Las políticas comerciales fluctuantes han obligado a las empresas a replantear sus estrategias, enfocándose en el mercado interno mientras se resuelven las tensiones. Centroamérica y Sudamérica se perfilan como destinos alternativos, pero la mirada sigue puesta en el norte. México tiene la capacidad, la infraestructura y la ubicación geográfica privilegiada para convertirse en un hub exportador de alimentos para mascotas, una plataforma que conecte la producción nacional con la demanda global.
El crecimiento proyectado para 2025, un modesto 6%, refleja la cautela que impera en el sector. La duda sobre las exportaciones es un lastre que impide despegar con la fuerza que el mercado podría alcanzar. ¿Qué pasaría si las barreras comerciales se disipan? ¿Cómo respondería la industria mexicana a una demanda creciente desde Estados Unidos? El potencial es enorme: un 20% de las familias en los estados del sur de Estados Unidos tienen una mascota. Un mercado ávido de productos de calidad, a la espera de ser conquistado.
Mientras tanto, el mercado interno sigue evolucionando. La incursión de Farmacias Similares con su proyecto SimiPet Care ha abierto la puerta a un nuevo segmento: las consultas veterinarias de bajo costo. Un modelo que ha demostrado ser exitoso y que podría ser replicado por otros gigantes del retail, como Walmart o Farmacias del Ahorro. Esto no solo democratiza el acceso a la salud animal, sino que también impulsa el consumo de alimentos para mascotas. Un círculo virtuoso que beneficia a toda la industria.
Sin embargo, este panorama alentador se enfrenta a un desafío crucial: la escasez de médicos veterinarios. La fuga de talentos hacia Estados Unidos es una realidad que preocupa al sector. ¿Cómo retener a estos profesionales? ¿Cómo fomentar la formación de nuevos veterinarios? Estas son preguntas clave que la industria debe abordar para asegurar su crecimiento a largo plazo.
En resumen, la industria mexicana de alimentos para mascotas se encuentra en una encrucijada. Con un potencial enorme, frenado por la incertidumbre en el comercio internacional, pero con la mirada puesta en el futuro. La innovación, la diversificación de mercados y la apuesta por la formación de profesionales son las claves para desbloquear todo su potencial y convertir a México en el hub exportador que está destinado a ser.
Fuente: El Heraldo de México