La historia de Fátima Durán Gálvez es un testimonio inspirador del poder de la perseverancia y la pasión. Esta joven regia, estudiante de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UANL, ha logrado lo que parecía imposible: convertirse en la pionera de su universidad en realizar prácticas profesionales en el extranjero. Su destino: Canadá, un país reconocido por su compromiso con la conservación de la vida silvestre, un valor que resuena profundamente con el alma de Fátima.

Desde su infancia, los documentales sobre la naturaleza despertaron en ella una fascinación por el mundo animal. Esa chispa inicial se convirtió en la llama que la impulsó a perseguir sus sueños, llevándola a las aulas de la FCB y, ahora, a las puertas de una experiencia invaluable en el Critter Care Wildlife Society. Imaginen la escena: Fátima, a sus 25 años, rodeada de la majestuosa naturaleza canadiense, contribuyendo al cuidado de osos, coyotes, mapaches y otras criaturas necesitadas.

Su camino no ha estado exento de desafíos. La búsqueda de una oportunidad internacional requirió iniciativa y un toque de audacia. Fátima no se limitó a las opciones convencionales; exploró, investigó y, finalmente, envió ese correo que cambiaría su vida. "Mandé 'chicle y pega' y al parecer sí pegó", comenta con una humildad que conmueve, demostrando que a veces la combinación de perseverancia y un poco de suerte puede abrir las puertas a experiencias extraordinarias.

Su estancia en el centro de rehabilitación, que se extenderá hasta diciembre, no solo le permitirá adquirir conocimientos prácticos sobre el cuidado de la fauna, sino que también le abrirá las puertas a una titulación directa, sin la necesidad de elaborar una tesis tradicional. Una oportunidad única que reconoce el valor del aprendizaje experiencial y la inmersión en un entorno profesional real. Desde alimentar a las crías hasta aprender las técnicas adecuadas para su manejo, cada día será una lección invaluable para esta joven promesa de la biología.

La admiración de Fátima por el respeto que Canadá profesa hacia la naturaleza es palpable. Su deseo de aprender y replicar esas buenas prácticas en México, o en cualquier otro rincón del planeta, es un reflejo de su compromiso con la conservación. No se trata solo de una experiencia personal, sino de una oportunidad para adquirir herramientas que contribuyan a la protección de los ecosistemas a nivel global.

El caso de Fátima no es solo una historia individual de éxito; es un hito para la UANL, que desde el año pasado ha impulsado la internacionalización de las prácticas profesionales. Una apuesta por el futuro, por la formación de profesionales con una visión global y la capacidad de impactar positivamente en el mundo. Y en el corazón de esta historia, el Critter Care Wildlife Society, un santuario no solo para animales, sino también para la esperanza y la inspiración. Un lugar donde la dedicación de personas como Fátima contribuye a la recuperación de la fauna y a la concientización sobre la importancia de la protección ambiental. Un recordatorio de que cada pequeño gesto cuenta en la construcción de un futuro más sostenible.