Un héroe sin capa, uniformado de azul, demostró que la vocación de servicio va más allá del deber. En un acto que conmovió a la alcaldía Magdalena Contreras, un oficial de la Policía Auxiliar (PA) de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) se convirtió en el ángel guardián de un niño de tan solo dos años, arrebatándolo de las garras de la asfixia. Imaginen la escena: un dulce, símbolo de alegría infantil, se transforma en una amenaza letal. La angustia de la familia, la desesperación ante la incapacidad de respirar, el tiempo que corre inexorablemente… En la colonia Potrerillo, durante su habitual recorrido de vigilancia, el oficial y su compañero fueron interceptados por un hombre de 61 años, abuelo del pequeño, con el rostro desencajado por el miedo. Su nieto se ahogaba con un caramelo. La situación demandaba acción inmediata. Sin dudarlo, el policía auxiliar puso en práctica sus conocimientos de primeros auxilios. Con la precisión y la calma que solo la experiencia y la vocación pueden brindar, aplicó la maniobra de Obstrucción de la Vía Aérea por Cuerpo Extraño (OVACE). Unas palmadas en la espalda, el niño boca abajo… segundos que se sintieron como una eternidad. Finalmente, el caramelo salió disparado, liberando la vía respiratoria del pequeño. El llanto del niño, que momentos antes era de desesperación, se transformó en un sollozo de alivio. La tensión se disipó en el aire, reemplazada por un suspiro colectivo de alivio. Los paramédicos, alertados por la situación, llegaron al lugar para evaluar el estado de salud del menor. Afortunadamente, confirmaron que el pequeño se encontraba estable y no requería traslado a un hospital. El agradecimiento de la familia no se hizo esperar. Abrazos sinceros, palabras entrecortadas por la emoción, un reconocimiento profundo a la rápida y eficaz actuación del oficial. Este episodio nos recuerda la importancia de la capacitación en primeros auxilios. Un conocimiento que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. El policía auxiliar, con su valentía y profesionalismo, ejemplifica el compromiso de la SSC con la seguridad y el bienestar de la ciudadanía. No solo protegen nuestras calles, sino que también están preparados para responder ante situaciones de emergencia, brindando auxilio a quien lo necesite. Este acto heroico no es un caso aislado. Diariamente, los hombres y mujeres de la SSC demuestran su dedicación y su vocación de servicio, recordándonos que la seguridad va más allá de la prevención del delito, abarcando también la protección de la vida en todas sus formas. Invitamos a todos los habitantes de la Ciudad de México a no dudar en solicitar el apoyo de la policía en cualquier situación de riesgo. Ellos están ahí, listos para servir y proteger. La historia de este pequeño, salvado por la oportuna intervención de un policía auxiliar, nos recuerda que los héroes no siempre llevan capa, a veces, llevan un uniforme azul.