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4 de junio de 2025 a las 12:25

¿Peso débil? ¡Entérate!

La incertidumbre vuelve a cernirse sobre los mercados internacionales, y el peso mexicano, desafortunadamente, no escapa a su influencia. Las recientes proyecciones de la OCDE, como un jarro de agua fría, han enfriado el optimismo económico global, y las políticas comerciales estadounidenses, con su imprevisibilidad, se perfilan como las principales responsables. Imaginen una partida de ajedrez donde una de las piezas principales, en este caso la economía estadounidense, realiza movimientos bruscos e inesperados. El resto de las piezas, incluyendo a México, se ven obligadas a reaccionar, a veces de forma defensiva, para minimizar el impacto.

La dependencia comercial de México con Estados Unidos, como un vínculo indisoluble, nos hace especialmente vulnerables a los vaivenes de su economía. Más del 80% de nuestras exportaciones tienen como destino el país vecino, una cifra que nos obliga a prestar mucha atención a cualquier señal de alarma. La imposición de aranceles, como muros que se levantan entre ambos países, no solo dificulta el intercambio comercial, sino que también genera un clima de incertidumbre que paraliza las inversiones y frena el crecimiento. Es como si un conductor, al ver una densa niebla en el camino, se viera obligado a reducir la velocidad, sin saber con certeza qué le espera más adelante.

El fortalecimiento del dólar, como un imán que atrae las inversiones hacia un refugio seguro, añade presión a nuestra moneda. Si bien un dólar fuerte puede beneficiar a algunos sectores, como el turismo, también encarece las importaciones y dificulta el acceso al crédito en dólares, un factor crucial para muchas empresas mexicanas. Es como una balanza: mientras un lado sube, el otro inevitablemente baja.

Las vacantes laborales en Estados Unidos, un indicador clave de la salud de su economía, mostraron cifras positivas, un rayo de luz en medio de la tormenta. Sin embargo, la guerra comercial iniciada por el presidente Trump sigue siendo una amenaza latente, como una espada de Damocles que pende sobre la economía global. La incertidumbre, ese enemigo silencioso que corroe la confianza, es el principal obstáculo para el crecimiento.

No estamos solos en esta travesía. Otras monedas, como el zloty polaco, también han sufrido los embates del dólar fortalecido, una muestra de que la interconexión de las economías globales nos hace a todos partícipes de los mismos desafíos. La situación actual nos exige estar alerta, analizar con cautela los acontecimientos e implementar estrategias que nos permitan navegar en estas aguas turbulentas. La diversificación de nuestros mercados, el fortalecimiento del mercado interno y la inversión en innovación son algunas de las herramientas que tenemos a nuestra disposición para enfrentar los retos que se avecinan. El camino por delante puede ser complejo, pero con prudencia y determinación, podremos sortear las dificultades y continuar avanzando hacia un futuro próspero.

Fuente: El Heraldo de México