La amenaza de un nuevo impuesto del 3.5% a las remesas enviadas desde Estados Unidos a México ha generado una ola de preocupación y movilizaciones diplomáticas. No se trata de un tema menor: millones de familias mexicanas dependen de estos recursos para su sustento diario, y este impuesto representaría un duro golpe a su economía. Imaginen, ese dinero que con tanto esfuerzo envían nuestros paisanos, destinado a la alimentación, la educación, la salud, mermado por una carga impositiva que se siente injusta y desproporcionada.

La Cancillería mexicana, consciente de la gravedad de la situación, ha desplegado una intensa actividad diplomática para frenar esta iniciativa. El canciller Juan Ramón de la Fuente se ha reunido con un grupo plural de senadores que viajarán a Washington D.C. para dialogar con sus contrapartes estadounidenses, especialmente con los republicanos, quienes impulsan la medida. Este segundo viaje demuestra la firmeza y la perseverancia del gobierno mexicano en la defensa de los intereses de sus ciudadanos en el exterior. No se trata solo de diplomacia, se trata de proteger el bienestar de millones de familias.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha expresado su preocupación por este tema y ha mantenido conversaciones con el embajador estadounidense en México, Ron Johnson, informándole sobre el viaje de los senadores. La movilización alcanza los más altos niveles del gobierno, demostrando la importancia que se le otorga a esta problemática. La unidad y la coordinación entre los diferentes actores políticos es clave para alcanzar el objetivo común: evitar la aprobación de este impuesto.

La sociedad civil también se ha sumado a la causa. Se han organizado peticiones en plataformas como Change.org, recogiendo miles de firmas que claman por la justicia y el reconocimiento del aporte de los migrantes mexicanos a la economía estadounidense. Es una voz que se levanta fuerte y clara, exigiendo respeto y consideración para quienes con su trabajo contribuyen al desarrollo de ambos países.

El embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma Barragán, ha liderado los esfuerzos de diálogo con la comunidad empresarial estadounidense. Su estrategia se centra en sensibilizar a los empresarios sobre el impacto negativo que esta medida tendría en la economía de ambas naciones. No se trata solo de defender a los mexicanos en el exterior, sino de demostrar que sus remesas son un motor de desarrollo para ambos países. Se busca generar una alianza estratégica que permita influir en las decisiones del Congreso estadounidense.

Roberto Velasco, jefe de la Unidad para América del Norte de la SRE, ha viajado a Washington D.C. junto con la delegación de senadores para intensificar las gestiones diplomáticas. Cada reunión, cada conversación, cada declaración pública es un paso más en la lucha contra esta medida injusta. La diplomacia parlamentaria se convierte en una herramienta fundamental para tender puentes de diálogo y encontrar soluciones que beneficien a todos.

La incertidumbre persiste, pero la lucha continúa. México no bajará la guardia en la defensa de sus connacionales. El futuro de millones de familias está en juego, y el gobierno mexicano está comprometido a protegerlas.