
4 de junio de 2025 a las 09:20
Domina el Acero
La sombra de los aranceles se cierne sobre la economía global. La posible decisión de Donald Trump de incrementar en un 50% los aranceles a las exportaciones de acero y aluminio provenientes de Europa, China, Canadá y México no es solo una medida proteccionista, sino una declaración de guerra comercial con consecuencias potencialmente devastadoras. En un contexto de lento crecimiento económico y fragmentación de las cadenas de suministro globales, el libre comercio y, en particular, el T-MEC, se encuentran en una situación crítica.
Para México, la renegociación del T-MEC se convierte en un asunto de supervivencia económica. De este acuerdo depende la certeza para la inversión productiva, la creación de empleos y el futuro de las exportaciones. Organismos internacionales como la OCDE, bajo la dirección de Mathias Cormann, prevén un escenario catastrófico para la economía mexicana si se materializan nuevas sanciones arancelarias por parte de Estados Unidos. Nuestras exportaciones, ya de por sí vulnerables, no soportarían el peso de estas medidas.
De confirmarse esta semana el aumento del 50% en los aranceles al acero y aluminio mexicano, el impacto en las cadenas de exportación sería severo. Diversos productos, desde autopartes y aviones hasta electrodomésticos, computadoras, componentes para celulares y artículos de cocina, perderían competitividad y podrían verse desplazados del mercado. El simple anuncio de Trump ya ha generado una reacción en cadena, con un aumento del 54% en los precios del acero y del 7.4% en el acero laminado. Ante esta amenaza, gigantes automotrices alemanes como Volkswagen (liderada por Oliver Blume), BMW (bajo la dirección de Oliver Zipse) y Mercedes Benz (con Ola Källenius al frente) buscan negociar directamente con Estados Unidos para mitigar el impacto.
El Reino Unido y la Comisión Europea también se han movilizado, buscando acuerdos bilaterales con la Oficina de Representación Comercial de Estados Unidos y preparando contramedidas arancelarias por valor de 24 mil millones de dólares. En este escenario de alta tensión, expertos en negociaciones internacionales recomiendan la participación de Claudia Sheinbaum en la reunión del G-7 en Alberta. Este encuentro representaría una oportunidad crucial para dialogar con el primer ministro canadiense, Mark Carney, y con el propio Donald Trump, buscando desactivar las "bombas arancelarias" y sentar las bases para un nuevo T-MEC.
Paralelamente, se intensifica la agenda política bilateral con la inminente visita del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y la confirmada llegada del subsecretario Christopher Landau, figura clave en la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina y artífice de la designación del embajador Ronald Johnson en México. Landau abordará temas cruciales como la seguridad fronteriza, el combate al narcotráfico y la migración, lo que previsiblemente se traducirá en reuniones con figuras clave del gabinete mexicano como Omar García Harfuch, Rosa Icela Rodríguez, Raymundo Morales y Ricardo Trevilla. La experiencia de Landau en la relación bilateral y su conocimiento de la importancia del comercio entre ambos países podrían ser un factor determinante para facilitar las exportaciones mexicanas.
Más allá del ámbito comercial, la designación de Hugo Aguilar para presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación marca un punto de inflexión en el panorama político. Su elección, tras un proceso electoral que evitó que la presidencia recayera en Lenia Batres, garantiza una transición suave y controlada desde Palacio Nacional. La secuencia de presidencias en la Corte (Aguilar, Batres y Yasmín Esquivel) se configura como una estrategia cuidadosamente orquestada para asegurar el control y el apoyo a los proyectos de Claudia Sheinbaum, incluyendo a Yasmín Esquivel, quien a pesar de las controversias, mantiene la confianza de la presidenta y jugará un papel crucial en la recta final de su mandato. La presidencia de Loretta Ortiz en el "séptimo año" (2030-2032), un periodo históricamente sensible para los expresidentes, completa una estrategia de largo plazo que busca blindar el legado de la primera presidenta de México.
En el sector financiero, la gestión de Jesús de la Fuente al frente de la CNBV continúa generando controversia. Su incapacidad para controlar la situación del regulador ha llevado a una crisis interna y a un enfrentamiento con altos funcionarios de la Secretaría de Hacienda. La disputa por la sucesión de De la Fuente, con Aurora Cervantes y Lucía Buenrostro como principales contendientes, añade un elemento de inestabilidad a un panorama ya de por sí complejo.
Mientras tanto, el sector inmobiliario industrial sigue mostrando dinamismo. Finsa, liderado por Sergio Argüelles, continúa su expansión con un ambicioso plan de crecimiento impulsado por el nearshoring y el Plan México. La reciente línea de crédito obtenida del BBVA, por 500 millones de dólares, permitirá a Finsa adquirir más naves industriales y consolidar su posición como uno de los principales actores del sector en América Latina. En la misma línea, Bayer avanza en la venta de su icónico corporativo en la Ciudad de México, una operación de sale & lease back que podría alcanzar los 100 millones de dólares y que tiene a gigantes como Grupo Gigante y Grupo Sordo Madaleno como principales interesados. Estos movimientos reflejan la confianza en el potencial del mercado inmobiliario mexicano a pesar de las incertidumbres del panorama global.
Fuente: El Heraldo de México