
4 de junio de 2025 a las 14:35
Andrea: ¿Huracán rumbo a México?
La incertidumbre se cierne sobre el Atlántico. Una zona de baja presión, con un 10% de probabilidad de convertirse en ciclón en las próximas 48 horas, mantiene en vilo a las comunidades costeras. De materializarse, este fenómeno se convertiría en Andrea, el primer ciclón de la temporada de huracanes 2025, un recordatorio temprano de la fuerza implacable de la naturaleza. A pesar de la baja probabilidad, la vigilancia es crucial. Imaginen la fuerza de la naturaleza gestándose a 1,040 kilómetros al noreste de las costas de Quintana Roo, un gigante dormido que avanza lentamente hacia el noreste a una velocidad de 16 a 24 kilómetros por hora. Este lento desplazamiento nos permite prepararnos, pero también nos recuerda la imprevisibilidad inherente a estos fenómenos.
La temporada de huracanes en el Atlántico, que se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre, se presenta con un pronóstico inquietante. Expertos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) anticipan una temporada activa, con la posible formación de entre seis y diez huracanes. De estos, se estima que entre tres y cinco podrían alcanzar categorías superiores a tres en la escala Saffir-Simpson, una escala que mide la intensidad de los huracanes en función de la velocidad del viento. Imaginen la devastación que vientos de tal magnitud podrían causar: árboles arrancados de raíz, casas reducidas a escombros, inundaciones catastróficas.
Además de los huracanes, se pronostican entre 13 y 19 tormentas con nombre, cada una con vientos sostenidos superiores a los 62 kilómetros por hora. Cada una de estas tormentas, aunque no alcance la categoría de huracán, tiene el potencial de causar daños significativos y perturbar la vida cotidiana. La preparación es, por lo tanto, esencial.
La lista de nombres para los posibles huracanes de este año ya está definida: Andrea, Barry, Chantal, Dexter, Erin… veintiún nombres que evocan la fuerza de la naturaleza y la necesidad de estar preparados. Cada nombre representa una potencial amenaza, una historia aún por escribirse que podría estar llena de resiliencia o de devastación.
Gladys Rubio, meteoróloga del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, confirma la tendencia observada en los últimos años: una mayor actividad ciclónica. El 2024 fue un año particularmente intenso, con 18 tormentas y 11 huracanes, cinco de los cuales impactaron en Estados Unidos. El huracán Helene, el más devastador de la temporada pasada, dejó una huella imborrable de destrucción y dolor, con más de 200 víctimas mortales en el sur del país, especialmente en Georgia, Florida y Carolina del Norte. La memoria de Helene sirve como un recordatorio sombrío de la importancia de la prevención y la preparación.
Ante este panorama, la preparación no es una opción, sino una necesidad. Informarse a través de fuentes oficiales como el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y el Centro Nacional de Huracanes (NHC), tener un plan de emergencia familiar, revisar los seguros y abastecerse de provisiones básicas son medidas fundamentales para mitigar los riesgos. No podemos controlar la fuerza de la naturaleza, pero sí podemos prepararnos para enfrentarla y minimizar sus consecuencias. Manténganse informados, manténganse seguros.
Fuente: El Heraldo de México