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4 de junio de 2025 a las 04:35

Absuelven a Abarca: ¿Y la justicia para Ayotzinapa?

Un nuevo capítulo se escribe en la larga y dolorosa historia de Ayotzinapa. La justicia, una vez más, parece escurrirse entre los dedos de las familias que, desde hace casi una década, claman por la verdad y el castigo a los responsables de la desaparición de los 43 normalistas. La reciente absolución de José Luis Abarca Velázquez, ex alcalde de Iguala, del delito de secuestro, ha reabierto heridas que jamás cicatrizaron. Si bien la Fiscalía General de la República (FGR) luchó por revertir esta decisión a través de un amparo interpuesto por los padres de las víctimas, el Segundo Tribunal Colegiado del Decimonoveno Circuito ha desestimado el recurso, dejando un sabor amargo y una profunda sensación de impunidad.

Este fallo, sin duda, genera controversia y plantea interrogantes cruciales. ¿Cómo es posible que una figura clave en la trama de Iguala, señalado por su presunta participación en la orden de privación de la libertad de los estudiantes, quede absuelto de este cargo? La complejidad del caso Ayotzinapa, con sus múltiples aristas y la maraña de intereses que lo envuelven, dificulta la tarea de la justicia. Sin embargo, la búsqueda de la verdad no debe cesar. Es imperativo que las autoridades continúen investigando, agotando todas las líneas de indagación posibles, para esclarecer los hechos y llevar ante la justicia a todos los responsables, sin importar su posición o influencia.

Aunque Abarca Velázquez permanecerá en prisión por otros delitos, como el homicidio calificado del exsíndico municipal Justino Carbajal Salgado y cargos relacionados con lavado de dinero y delitos contra la salud, su absolución del cargo de secuestro en el caso Ayotzinapa deja un vacío legal y una profunda herida en la confianza de la sociedad en las instituciones. La lucha por la justicia no ha terminado. Las familias de los 43, con su incansable perseverancia, nos recuerdan la importancia de no claudicar ante la adversidad y de seguir exigiendo verdad y justicia.

Es necesario que la sociedad civil, los medios de comunicación y la comunidad internacional mantengan la atención en este caso emblemático. La impunidad no puede ser la respuesta. El recuerdo de los 43 normalistas debe ser un motor para fortalecer el Estado de Derecho y garantizar que hechos como estos no se repitan. La herida de Ayotzinapa sigue abierta, y solo la verdad y la justicia podrán comenzar a sanarla. El camino es largo y complejo, pero la obligación de seguir buscándolas es ineludible. La memoria de los 43 nos lo exige. La justicia para ellos es justicia para todos.

Fuente: El Heraldo de México