México se prepara para un ambicioso salto en su industria farmacéutica. La visión de la presidenta Claudia Sheinbaum, plasmada en próximas modificaciones al Diario Oficial de la Federación, busca atraer una ola de inversión extranjera para 2026, con el objetivo de convertir al país en un polo de producción regional e impulsar el acceso a medicamentos más económicos. Esta estrategia no solo promete un impacto positivo en la salud pública, sino también un impulso significativo a la economía nacional, con la generación de miles de empleos y el fortalecimiento de la innovación biotecnológica.

La propuesta de Sheinbaum Pardo se centra en incentivar la inversión de gigantes farmacéuticos de India, Estados Unidos, Europa y América Latina. La clave: la producción local. Empresas que decidan establecer plantas en México obtendrán una ventaja competitiva en las licitaciones públicas para la compra de medicamentos, un mercado que mueve miles de millones de pesos anualmente. Esta medida, lejos de ser proteccionista, busca garantizar el abastecimiento nacional con medicamentos de calidad a precios accesibles, reduciendo la dependencia de las importaciones y fortaleciendo la soberanía sanitaria.

Los Polos de Desarrollo Económico para el Bienestar (PODECOBI) serán el epicentro de esta transformación, acogiendo las nuevas plantas de producción y generando un ecosistema de innovación. La sinergia con Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex) será fundamental para impulsar la investigación y el desarrollo de nuevos fármacos, fortaleciendo la capacidad nacional en materia de salud.

Más allá de la simple atracción de inversión, la estrategia de Sheinbaum Pardo tiene una visión a largo plazo. Se busca crear un ecosistema robusto y sostenible, con la formación de talento nacional especializado en biotecnología, ingeniería biomédica y propiedad intelectual. La creación de bioincubadoras, como parte integral del plan, permitirá el desarrollo de startups y la consolidación de una industria farmacéutica nacional de vanguardia.

El secretario de Salud, David Kershenobich, ha destacado la importancia de este plan para la salud pública, no solo por el acceso a medicamentos, sino también por el impulso a la investigación y desarrollo de tratamientos para enfermedades que afectan a la población mexicana. Se espera que esta iniciativa atraiga a las mentes más brillantes del sector y consolide a México como un referente en la región.

La transparencia y la calidad serán pilares fundamentales de este proceso. Las empresas que participen en las licitaciones deberán cumplir con rigurosos estándares de calidad, contar con la autorización de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y ofrecer precios accesibles. Eduardo Clark García, subsecretario de Integración y Desarrollo del Sector Salud, ha enfatizado que la inversión en el territorio nacional se traducirá en un ahorro significativo para el sistema de salud, permitiendo la reorientación de recursos hacia otros programas prioritarios.

Esta iniciativa se alinea con el ambicioso Plan México, que busca posicionar al país entre las 10 principales economías del mundo para 2030. La meta de atraer una inversión de dos mil millones de dólares anuales en investigación clínica demuestra el compromiso del gobierno con la innovación y el desarrollo tecnológico en el sector salud. Con esta estrategia, México se prepara para un futuro en el que la salud y el desarrollo económico van de la mano, consolidándose como un actor clave en la industria farmacéutica global.