La sombra de la incertidumbre se cierne sobre las familias mexicanas que dependen del flujo constante de remesas provenientes de Estados Unidos. La propuesta del ex-presidente Donald Trump de gravar estas transferencias con un impuesto del 3.5% ha generado una palpable inquietud, traduciéndose en una disminución en el monto promedio enviado. Según Gabriela Cuevas, Presidenta Honoraria de la Unión Interparlamentaria, el envío promedio, que solía rondar los 393 dólares, ha descendido a 385 dólares, representando una reducción del 4.4% interanual. Esta cifra, aunque aparentemente modesta, adquiere una mayor relevancia al contrastarse con el récord histórico alcanzado en 2024, cuando las remesas superaron los 64 mil 745 millones de dólares, un notable incremento del 2.3% en comparación con el año anterior.

Este descenso en las remesas, aunque leve, impacta directamente en la economía de miles de familias mexicanas que dependen de estos recursos para cubrir necesidades básicas como alimentación, vivienda, educación y salud. Si bien el ligero aumento en el tipo de cambio podría ofrecer una mínima compensación al convertir los dólares a pesos, la realidad es que la capacidad adquisitiva de estas familias se ve mermada. La incertidumbre generada por la posible implementación de este impuesto se suma a la precariedad económica que ya enfrentan muchos hogares mexicanos.

Más allá del impacto económico inmediato, la propuesta de Trump encierra una preocupante implicación: la creación de un registro que podría ser utilizado para fines migratorios. La obligación de declarar las remesas podría generar una base de datos con información detallada sobre los migrantes mexicanos en Estados Unidos, exponiéndolos a un mayor riesgo de deportación. Gabriela Cuevas ha expresado su preocupación al respecto, argumentando que la recaudación que se obtendría con este impuesto sería mínima en comparación con el presupuesto total de Estados Unidos, lo que sugiere que el verdadero objetivo podría ser el control y la vigilancia de la población migrante. Esta posibilidad convierte la propuesta en una herramienta potencialmente peligrosa que podría ser utilizada para criminalizar a la comunidad migrante y vulnerar sus derechos.

En contraste con este panorama sombrío, Cuevas destaca los avances logrados en la política migratoria entre México y Estados Unidos. Señala una mejora significativa en la seguridad tanto en la frontera norte como en la sur, lo que ha permitido una mayor orden y seguridad en los flujos migratorios entre ambos países. Este progreso, sin embargo, se ve amenazado por la incertidumbre que genera la propuesta de Trump, la cual podría desestabilizar los avances alcanzados y repercutir negativamente en la relación bilateral.

Es crucial analizar con detenimiento las implicaciones de esta propuesta, considerando no solo el impacto económico en las familias mexicanas, sino también las posibles consecuencias para la seguridad y los derechos de los migrantes. La creación de un registro de remesas podría sentar un precedente peligroso, abriendo la puerta a políticas migratorias más restrictivas y discriminatorias. El debate sobre este tema debe trascender la esfera económica y abordar las implicaciones éticas y humanas de utilizar la información financiera de los migrantes para fines de control migratorio.