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3 de junio de 2025 a las 05:20

Prepara tu salud ante huracanes 2025

El rugido del viento, la furia del agua desatada… La temporada de huracanes se acerca, y con ella, la sombra de la incertidumbre se cierne sobre el Caribe y las Américas. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha lanzado un llamado a la acción, una voz de alerta que resuena en cada rincón de la región, instando a los países a prepararse, a reforzar sus defensas ante la inminente amenaza. No se trata de sembrar el pánico, sino de fomentar la prevención, de blindar nuestras comunidades y sistemas de salud ante los embates de la naturaleza.

El pronóstico de la NOAA, como un oráculo moderno, nos advierte de una temporada "por encima de lo normal". Imaginen la fuerza bruta de entre 13 y 19 tormentas nombradas, cada una con el potencial de convertirse en un huracán devastador. Y entre ellas, la amenaza latente de 3 a 5 huracanes mayores, esos monstruos meteorológicos capaces de borrar del mapa pueblos enteros, dejando a su paso un rastro de destrucción y desesperanza.

No podemos permitirnos la complacencia. La historia nos ha enseñado, con dolorosas lecciones, que la preparación es nuestra mejor arma. Recordemos las imágenes desgarradoras de huracanes pasados, las familias desplazadas, las infraestructuras destruidas, el acceso a servicios básicos interrumpido… ¿Estamos dispuestos a repetir esos escenarios?

La OPS no se limita a lanzar la advertencia, sino que extiende una mano amiga, ofreciendo apoyo técnico y logístico a los países de la región. La reunión virtual del 10 de junio se presenta como un foro crucial para el intercambio de experiencias, un espacio donde expertos en salud pública y gestión de desastres compartirán conocimientos y estrategias para fortalecer la respuesta ante emergencias.

Pero la responsabilidad no recae únicamente en los gobiernos y organismos internacionales. Cada uno de nosotros tiene un rol que desempeñar en esta cadena de preparación. Revisar nuestros planes familiares de emergencia, asegurar nuestras viviendas, abastecernos de provisiones esenciales… Son pequeños gestos que pueden marcar la diferencia entre la vulnerabilidad y la resiliencia.

Más allá del impacto inmediato, de los daños materiales y la pérdida de vidas, los huracanes dejan tras de sí una estela de consecuencias sanitarias. El agua contaminada se convierte en un caldo de cultivo para enfermedades como el cólera y la diarrea. Los mosquitos, proliferando en las zonas inundadas, propagan el dengue y el chikungunya. Y las enfermedades respiratorias, agravadas por las condiciones insalubres, se convierten en una amenaza adicional.

No podemos ignorar el llamado de la OPS. Es un llamado a la unidad, a la solidaridad, a la acción conjunta. Preparemos nuestros hogares, fortalezcamos nuestras comunidades, protejamos a los más vulnerables. Juntos, podemos enfrentar la furia de la naturaleza y construir un futuro más seguro y resiliente. No esperemos a que la tormenta nos alcance para actuar. El tiempo de la prevención es ahora.

Fuente: El Heraldo de México