La madrugada del domingo 1 de junio quedará grabada a fuego en la memoria de muchos. Un paseo tranquilo entre amigos, una noche que prometía risas y distensión, se transformó en una tragedia que hoy enluta a la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. Alexis Maximiliano Leguizamón, un joven oficial de tan solo 21 años, fue brutalmente atacado mientras caminaba junto a sus amigos hacia un kiosco. Las imágenes, captadas por una cámara de seguridad, son escalofriantes y muestran la cruda realidad de la violencia que azota nuestras calles.

El video muestra cómo un hombre en bicicleta intercepta al grupo, apuntándoles con un arma. Segundos después, un segundo delincuente aparece en escena, completando el cerco. En ese instante, en un acto de valentía y compromiso, Alexis se identifica como policía. Lo que sigue es un forcejeo desesperado, un intercambio de disparos que termina con la vida del joven oficial y deja herido a uno de los asaltantes, identificado como Josaías Gabriel Suárez, un hombre con antecedentes penales y buscado por la justicia desde 2016.

La noticia del fallecimiento de Alexis ha conmocionado a la fuerza policial y a la sociedad en general. Un joven con toda una vida por delante, con el sueño de servir y proteger, fue arrebatado de la manera más cruel. Su ingreso a la policía en julio de 2024 marcaba el inicio de una carrera prometedora, truncada ahora por la violencia sin sentido. El dolor de sus compañeros, de su familia, es inmenso. Su novia, en un desgarrador mensaje en redes sociales, expresa la incredulidad y el vacío que deja su partida: "Ya nos vamos a volver a encontrar, amor mío, solo esperame".

Mientras tanto, la investigación sigue su curso. Las autoridades buscan intensamente al segundo asaltante, que logró escapar en medio del caos y la confusión. La justicia deberá determinar las responsabilidades y aplicar todo el peso de la ley. Este caso, que se suma a la larga lista de hechos violentos que nos conmueven a diario, nos obliga a reflexionar sobre la seguridad en nuestras calles, sobre la necesidad de reforzar las medidas de prevención y control, y sobre todo, sobre la importancia de construir una sociedad más justa y pacífica, donde la vida humana sea el valor supremo.

La figura de Alexis Maximiliano Leguizamón se convierte en un símbolo, en un recordatorio permanente del sacrificio de aquellos que arriesgan su vida para protegernos. Su memoria debe servirnos de inspiración para trabajar incansablemente por un futuro mejor, un futuro donde la violencia no sea la protagonista. Un futuro donde jóvenes como Alexis puedan cumplir sus sueños y vivir en paz. El dolor de su pérdida nos interpela a todos. ¿Qué estamos haciendo para construir ese futuro? ¿Qué más podemos hacer? Estas son las preguntas que debemos respondernos como sociedad.