Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Política

3 de junio de 2025 a las 10:29

¿México, un paraíso… o una ilusión?

El reciente fracaso de la candidatura mexicana a la Secretaría General de la OMT nos obliga a una profunda reflexión sobre cómo gestionamos nuestra presencia en el escenario internacional. Más allá de la decepción inmediata, este revés pone de manifiesto una serie de deficiencias sistémicas que urge corregir si aspiramos a un papel protagónico en la gobernanza global.

La candidatura de Gloria Guevara, vista por muchos en México como una apuesta segura, se desmoronó ante la sólida estrategia de la emiratí Shaikha Nasser al Nowais. Mientras que la candidata mexicana parecía impulsada más por un proyecto personal que por una estrategia de Estado, los Emiratos Árabes Unidos desplegaron todo su arsenal diplomático y financiero para asegurar la victoria. Esta diferencia fundamental revela la falta de una visión clara y unificada en la política exterior mexicana, especialmente en lo que respecta a la promoción del turismo.

La desaparición del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) y la ausencia de una estrategia de promoción a largo plazo, más allá de mantener las cifras actuales de visitantes, demuestran una preocupante falta de ambición. Mientras otras naciones invierten fuertemente en proyectar su imagen y atraer turismo de alto nivel, México parece conformarse con la inercia. Este conformismo nos condena a la irrelevancia en un sector cada vez más competitivo y sofisticado.

La falta de un análisis riguroso del contexto internacional y la subestimación de los competidores son errores recurrentes que nos han costado caro en el pasado. Recordamos las candidaturas fallidas a la ONUDI, la OMS y la OMC, experiencias que deberían habernos servido de lección. Sin embargo, parece que no hemos aprendido de nuestros errores y seguimos repitiendo los mismos patrones de improvisación y falta de planificación.

La financiación de las candidaturas internacionales es otro aspecto crucial que se ha descuidado. Mientras que los Emiratos Árabes Unidos no escatimaron recursos para apoyar a su candidata, la candidatura mexicana careció del respaldo financiero necesario para competir al más alto nivel. Esta falta de inversión no solo refleja una falta de compromiso con el triunfo, sino también una preocupante desconexión entre las aspiraciones y la realidad presupuestaria.

Además, la opacidad en el proceso de selección de candidatos y la falta de una evaluación exhaustiva por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores son factores que contribuyen a estos fracasos. La decisión de presentar una candidatura a un organismo internacional no puede depender exclusivamente del titular del ramo, sino que debe ser el resultado de un análisis estratégico que involucre a todas las instancias relevantes.

La candidatura a la Dirección General de la UNESCO, lamentablemente, parece seguir el mismo camino. Si no se corrigen las deficiencias que hemos señalado, corremos el riesgo de repetir la misma historia de frustración y pérdida de oportunidades. Es hora de asumir la responsabilidad y trabajar en la construcción de una política exterior sólida, coherente y ambiciosa, que nos permita proyectar la verdadera imagen de México en el mundo y competir con éxito en el escenario internacional. No se trata solo de ganar o perder una elección, se trata del futuro de México y de su papel en la construcción de un mundo mejor.

Fuente: El Heraldo de México