El camino hacia la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se define con votos, no con género. Así lo ha recalcado la consejera presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), Guadalupe Taddei Zavala, ante las recientes declaraciones de la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, quien expresó su deseo de ver a una mujer al frente del máximo tribunal del país. Si bien la paridad de género es un principio constitucional inquebrantable que rige la composición de la Corte, la presidencia se decide por el número de votos obtenidos, independientemente del género del candidato.

Taddei Zavala ha sido enfática al respecto, citando el artículo 94 de la Constitución, que establece la paridad en la integración de la Corte (cinco mujeres y cuatro hombres), pero no en la presidencia. La norma es clara: quien obtenga la mayor cantidad de votos asumirá la presidencia por los primeros dos años, seguido por los candidatos subsecuentes en orden de votación. No hay lugar a interpretaciones, la voz del pueblo, expresada a través del voto, es la que define quién liderará la SCJN.

La consejera presidenta del INE ha informado que, con un avance del 91% en el conteo de las actas distritales, Hugo Aguilar Ortiz lidera la contienda con 5.2 millones de votos, seguido de cerca por Lenia Batres, con poco más de cinco millones de sufragios. Esta reñida competencia demuestra la importancia de cada voto y la vitalidad del proceso democrático. La incertidumbre se mantiene, y la ciudadanía espera con expectación el resultado final.

Es crucial destacar la transparencia y la legalidad del proceso electoral. El INE, como garante de la democracia, vela por el estricto cumplimiento de la ley y la imparcialidad en el conteo de votos. La voz de cada ciudadano se respeta y se cuenta, construyendo así la legitimidad del proceso y la confianza en las instituciones.

El próximo 15 de junio será una fecha clave. Ese día, el INE declarará la validez de las elecciones y entregará la constancia de mayoría a las candidaturas ganadoras. Se cerrará así un capítulo importante en la historia de la justicia mexicana, y se abrirá uno nuevo, con el liderazgo de quien haya obtenido el respaldo mayoritario del pueblo. Un liderazgo que, más allá del género, deberá estar al servicio de la justicia y del Estado de Derecho.

La democracia se fortalece con la participación ciudadana y el respeto a la legalidad. La presidencia de la SCJN no es la excepción. Es un llamado a la unidad y a la confianza en las instituciones, un recordatorio de que la voz del pueblo es la que decide el rumbo de la nación. El 15 de junio, México conocerá el nombre de quien asumirá la responsabilidad de liderar el máximo órgano de justicia del país. Un liderazgo que, sin duda, marcará un hito en la historia jurídica de la nación.